La 75ª edición de la Tomatina convierte a Buñol en el centro del mundo por un día
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Esta tradicional 'batalla' tiñe de rojo las calles de esta localidad valenciana en su fiesta más internacional
Como no podía ser de otra manera, la 75ª edición de la Tomatina fue un éxito mayúsculo. Las calles de Buñol volvieron a teñirse de rojo un año más en una de las ediciones más especiales de una de las fiestas más populares de todo el panorama nacional. Tras dos años de parón debido a la pandemia provocada por la COVID-19, los amantes de la Tomatina han podido volver a hacer lo que más les gusta: disfrutar a golpe de tomatazos, 130.000 kilos llegados este martes desde la empresa Citrimed de La Llosa (Castellón) para la batalla más internacional que este año celebra su 20 aniversario como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
La Tomatina ha transcurrido como acostumbraba en sus mejores años. Miles de personas provenientes de todo el mundo se han dado cita hoy aquí para disfrutar de una de las tradiciones más antiguas y singulares del mundo entero. 60 minutos en los que conseguir lanzar el mayor número de tomates posibles, y, sobre todo, disfrutar de una experiencia única.
Aunque oficialmente el plato fuerte comenzaba hoy día 31 de agosto a las 12:00 horas, cuando comenzasen a volar los primeros tomates, lo cierto es que aquí en Buñol no han escatimado en preparativos para ir cogiendo ritmo. Ayer, de buena mañana, los tomates se vestían y eran recogidos y transportados para tenerlos bien preparados y listos para la gran cita.
El resto de protagonistas, los lanzadores, habrán podido aclimatarse al ambiente festero durante la noche de la Empalmá, que comenzaba a la una de la madrugada hasta culminar con la Tomatina. Entre medias, se prepararían los camiones y participantes para la ocasión, así como celebrar el famoso Palo Jabón, y ver quién era el afortunado que se llevaba el jamón al agua este año. Y, por último, antes de comenzar con los tomatazos, Raúl Antón calentaba y animaba el ambiente a base de humor valenciano puro y duro en el pregón previo a la fiesta.
Y tras ello, se desató la locura. Durante una hora 6 camiones se han encargado de surtir a los miles de valientes que han combatido por ver quién pasaba un mejor rato en este día 31 de agosto que muchos nunca olvidarán. 15.000 personas que no han querido perderse esta celebración en su vuelta tras dos años sin poder celebrarse, y que ha vuelto por todo lo alto.
Miles y miles de personas reunidas celebrando otro año más una de las fiestas más grandes de el panorama nacional, además de una de las señales que marca el fin del verano. Con agua empezó y con agua terminó la tomatina. Las calles de Buñol limpian sus restos de su fiesta por excelencia, mientras empiezan a imaginar cómo será la edición número 76.