El Departamento de Salud de Dénia colabora con diversas ONG’S en misiones internacionales
Luis González, anestesista del Hospital de Dénia, dedica la mayor parte de su tiempo libre a trabajar en África con la ONG cirujanosplasticosmundi – cpmundi.org -.
Luis González lleva 7 años en el hospital de Dénia. Es anestesista y desde hace seis viaja al cuerno de Africa –el Este del continente- tres o cuatro veces al año donde la ONG con la que colabora reconstruye la boca de los niños que padecen labio leporino –labio superior y nariz unidos-.
Luis González lleva 7 años en el hospital de Dénia. Es anestesista y desde hace seis viaja al cuerno de Africa –el Este del continente- tres o cuatro veces al año donde la ONG con la que colabora reconstruye la boca de los niños que padecen –labio superior y nariz unidos-Su radio de acción está en el Este del continente: Etiopía, Kenia, Tanzania o Uganda. Su objetivo: los niños; pequeños estigmatizados por padecer esta enfermedad; una deformación muy frecuente en los países en vías de desarrollo.
Esta patología es importante atajarla a tiempo porque en la mayoría de los casos suele ir acompañada de un paladar perforado. En los primeros meses de vida el amamantamiento se hace prácticamente imposible y muchos niños mueren de inanición. El equipo que viaja con Luis González implanta paladares artificiales que rápidamente devuelven al bebé su capacidad de succión.
El labio leporino es una malformación muy frecuente no sólo en África sino también en Oriente.
En la India la propia familia repudia los niños con esta malformación en el labio. Según la tradición hindú se les considera portadores de mala suerte. Mantienen la creencia de que su madre miró a la luz de la luna llena cuando estaba embarazada y esto es un presagio de una concatenación de malos augurios para la vida del bebé que viene en camino. Madre e hijo han de abandonar la casa familiar porque son portadores de la mala suerte, reza la tradición.
"Albinos"
Otra de las colaboraciones que ha realizado Luis González es con el programa "Albinos" del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Él presta sus servicios como anestesista al Servicio de dermatología del centro para "salvarle la piel" a los niños albinos de Tanzania. Viven en reservas protegidos por diversas ONG’s internacionales.
En algunos puntos del continente negro los albinos son considerados seres semi-divinos. Socialmente se les asimila como portadores de buena suerte, de manera que son torturados y asesinados siguiendo rituales ancestrales.
A estos niños se les persigue para beber su sangre o fabricar amuletos con sus dedos. Luis González y sus compañeros de equipo se encargan de cuidar su piel blanquecina castigada por el sol africano.
