La Gala de Hostelería premia a los pioneros del turismo de Cullera
Pepe Sabater, Josef Eicker y Remo Mosenta reciben el reconocimiento de la AEHC y del consistorio
A finales de los 50 Cullera descubrió en el turismo una fuente de riqueza que iba a cambiarla para siempre. La construcción del principal sector económico de la ciudad se hizo gracias a hombres y mujeres visionarios que supieron adivinar en los atractivos del municipio un enorme potencial. Anoche, la I Gala de HostelerÃa reconoció a tres de esos pioneros, quienes con su apuesta empresarial sentaron las bases de la actual industria turÃstica cullerense.
Pepe Sabater, Josef Eicker y Remo Mosenta recibieron un cálido homenaje de la Asociación Empresarial de HostelerÃa de Cullera y su Comarca (AEHC) asà como de la Federación Empresarial de HostelerÃa de Valencia (FEHV) en un evento que congregó a la flor y nata de un turismo local el cual, tras años de crisis, resurge con fuerza y atraviesa un perÃodo de recuperación con cifras de récord que no se recordaban en muchos casos.
Los tres tienen un denominador común: se enamoraron de Cullera y decidieron erigir allà su proyecto profesional y de vida. «Son tres hombres que han hecho mucho para que Cullera haya podido convertirse en un destino de referencia», destaca el presidente de los hosteleros cullerenses, Juan FemenÃa. «Sin su espÃritu emprendedor y el de quienes les siguieron, no habrÃamos alcanzado las cotas de riqueza que el turismo ha traÃdo a nuestro pueblo», añade. El presidente señala que «en su momento arriesgaron con inversiones muy fuertes para la época, algo que debemos reconocerles».
Por su parte, el concejal de Turismo, Javier Cantos, hizo hincapié en «la unión» de los profesionales de la restauración, otro aspecto que marca esta nueva etapa para la hostelerÃa, dijo. No en vano, más de 160 hosteleros de la ciudad se dieron cita en un evento que sirvió para hacer piña.
El currÃculum de los homenajeados avala sus galardones. Sabater nació en Madrid, pero su familia era de Cullera. Se vino a vivir a la ciudad costera y con tan solo 24 años ya supo ver que el futuro estaba en el sector turÃstico. En 1957, en los terrenos del 'TÃo Francisco', ubicados en el extremo norte de la bahÃa de Cullera, se abrió el Hotel Port BahÃa. TenÃa aproximadamente 14 habitaciones y los primeros turistas que se alojaban en él eran principalmente franceses. La llegada de visitantes crecÃa de manera espectacular cada año y llegó un momento en el que el Port BahÃa se quedó pequeño. Asà que, en 1959, él promovió la construcción del actual Hotel Sicania, ubicado junto al Port BahÃa.
El Hotel Sicania se inauguró en 1960 y, con 69 habitaciones que tenÃa en total, fue el primer gran hotel de Cullera. Hacia 1963 se derribó el Port BahÃa para ampliar las instalaciones del Hotel Sicania. Y, como ocurre aún hoy en dÃa, su gran atractivo eran sus espectaculares vistas a la bahÃa de Cullera, en la que por aquellos años predominaban los campos de naranjos. De hecho, el entonces alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza, fue uno de los huéspedes del hotel que se quedó enamorado de sus vistas.
La mayorÃa de sus clientes eran franceses e ingleses y el hotel contaba además con una discoteca, toda una novedad para la época. El homenajeado se desvinculó del negocio años después y entre 1963 y 1964 abrió la discoteca El Pulpo, en la zona del Faro. A este local acudieron famosos como Conchita Bautista, Los Pájaros Locos y Los Thompson. Este inquieto empresario emprendió después otros negocios fuera de Cullera, aunque siempre estuvo muy unido a la ciudad.
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Un alemán trotamundos
Por su parte, Eicker es de origen alemán. Cuando era joven, le gustaba subirse a su moto y descubrir nuevos lugares. En 1959 viajó por Francia y España hasta Marruecos y, en una de sus paradas del viaje de vuelta, cuando iba costeando el Mediterráneo, descubrió Cullera.
No volvió a la ciudad hasta unos años después, concretamente en 1964 cuando querÃa viajar a España pero no sabÃa dónde. En un catálogo turÃstico alemán vio fotos de la playa del Dosser y decidió volver al encantador pueblecito mediterráneo que le habÃa enamorado. Ese mismo año se compró un chalet en la citada playa y en 1966 un bloque de apartamentos. Fue ya en 1969 cuando decidió alquilar el restaurante La Pitera, situado también en esta idÃlica playa.
El restaurante ya existÃa pero, bajo la nueva dirección del homenajeado, supuso toda una novedad para la época, porque fue el primero en ofrecer una amplia carta de platos europeos. Asà que, le fue tan bien el negocio que, al año siguiente, en 1970, decidió adquirirlo.
La Pitera fue el primer restaurante de la provincia de Valencia en servir el tan popular codillo. Al principio, la gente decÃa que no se venderÃa bien el codillo porque en Cullera hace más calor que en Europa, pero se equivocaron. Este plato tÃpico de Alemania y del norte de Francia fue todo un éxito y se llegó a vender 1 tonelada de codillo cada año.
Personajes tan conocidos como Lola Flores visitaron este negocio. De hecho, cuando se veÃa entrar un Mercedes por la Avenida del Dosser, se sabÃa que iba a La Pitera, dicen en Cullera. El edificio también funcionó como un apartahotel, en el que la mayorÃa de sus clientes eran alemanes. En aquella época, Cullera era conocida como la playa de los alemanes y, desde mayo hasta septiembre, La Pitera se llenaba de turistas germanos que buscaban el sol y la playa. El negocio siempre fue sinónimo de hostelerÃa de calidad y fue un referente en la ciudad hasta el año 2005, cuando Eicker se jubiló.
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De ParÃs a Cullera
Remo Mosenta vivÃa en ParÃs, pero su mujer era originaria de Algemesà y venÃan todos los años a veranear a Cullera. Ãl se dedicaba a vender fruta y verdura al por mayor en Francia, pero a principios de los años 60 supo ver todo el potencial turÃstico que tenÃa Cullera, asà que en 1963 inició la construcción del apartahotel El Galeón, ubicado en la actual plaza Mongrell. La finca, de 11 plantas y con 94 apartamentos, fue de las primeras que se construyó en Cullera, ya que los huertos aún dominaban el paisaje de la ciudad.
El edificio se acabó de construir en 1965 y funcionó como un apartahotel. En sus bajos comerciales estaba la cafeterÃa-restaurante El Galeón, un concepto de negocio de hostelerÃa muy diferente a lo que se conocÃa en Cullera y que aportó mucho glamour. Era tradición ir a comer su popular cesta de patatas y, además, contaba con un gran scalextric
de 40 m2 que reunÃa a aficionados a este juego.
La otra revolución fue la discoteca Cala Club, situada junto al restaurante y a la que venÃa gente de toda Valencia a bailar, incluso personajes tan conocidos como Nino Bravo, Alfredo Landa, Bruno Lomas y Betty Missiego.
En aquella época Cullera aún carecÃa de muchos productos para atender la creciente demanda turÃstica y Mosenta recuerda como se traÃa desde Francia los vinilos para la discoteca. Del mismo modo, se levantaba todos los dÃas a las 4 de la mañana para ir a una pastelerÃa de Valencia y traerle croissants a sus clientes, la mayorÃa de los cuales eran franceses.
En total, habÃa alrededor de 50 personas trabajando en el apartahotel, el restaurante y la discoteca. Muchos de ellos vinieron de Cardenete (Cuenca) y posteriormente fundaron otros negocios de hostelerÃa en Cullera, como por ejemplo el hostelero Desiderio González.
El apartahotel se cerró muchos años después y actualmente El Galeón es un edificio de apartamentos, con diversos negocios de todo tipo en sus bajos comerciales. Sà que se conserva la discoteca, que es el actual Canalla Club. La trayectoria en el sector hostelero iniciada en su dÃa por el homenajeado continúa hoy en dÃa con uno de sus hijos, que dirige la CafeterÃa Alcalá de Cullera.
En la gala de ayer también estuvieron presentes la primera teniente de alcalde de Cullera, SÃlvia Roca, y el gerente de la FEHV, David Izquierdo. El acto sirvió también para rendir tributo a las empleadas de la Tourist Info y al teniente de la Guardia Civil del Puesto Principal de Cullera, Juan Carlos Caballero.
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