La crisis sanitaria del COVID-19 supondrá una década de empleo perdido para España
Se prevé una pérdida media en el conjunto de 2020 cercana al 8% del empleo, 1,5 millones de empleos
España podría tardar casi una década en recuperar la pérdida ocupacional provocada por la COVID-19, así se desprende al analizar los datos de afiliación a la Seguridad Social coincidiendo con la crisis sanitaria.
“La pandemia ha trastocado todas las proyecciones, sumiéndonos en una nueva realidad en la que de la crisis sanitaria nacen una económica, en el empleo y crisis social”, ha explicado Raúl Grijalba, Presidente Ejecutivo de ManpowerGroup España, “es prioritario que empresas, instituciones y gobiernos se unan para evitar una mayor destrucción de empleo con una legislación acorde, más políticas activas de empleo, garantizando la entrada en el mercado laboral de los jóvenes, actualizando las competencias de los profesionales, y protegiendo la salud de todos. Por ello hace años hicimos un llamamiento por un Pacto por el Empleo y la Empleabilidad para evitar un mayor deterioro del mercado laboral y garantizando seguridad jurídica a las empresas”.
Los 883.000 afiliados perdidos (4,6%) entre el 28 de febrero y el 31 de abril, equivalen a la pérdida registrada en los nueve primeros meses de la crisis financiera, desde septiembre de 2008 a marzo de 2009 o los dos primeros años de la crisis de 1991-94. En una hipótesis de mejora de la actividad durante la segunda mitad de 2020, se habrán destruido 1,5 millones de empleos en 2020, sin tener en cuenta los 1,2 millones de autónomos que han solicitado prestación por cese de actividad, y los 4 millones de profesionales incluidos en ERTES.
Si se confirma que el perfil de la crisis es en forma de una V particularmente aguda, en 2021 deberíamos asistir a una mejora de la ocupación, quizás en el entorno del 2%, sin embargo y en la hipótesis que en 2021 un 25% de los ocupados protegidos hoy en el esquema de ERTE terminaran perdiendo su empleo, tendremos que esperar hasta 2026, para reabsorber las pérdidas de ocupación provocadas por la pandemia del COVID-19.
Esta es una de las principales conclusiones recogidas en el Índice ManpowerGroup 2020 “Proyección de empleo en la era post COVID-19”
Para Josep Oliver, “la caída del empleo es de una magnitud sin precedentes por su rapidez e intensidad, a pesar de la muy notable contención de la destrucción de ocupación que implican los ERTEs y del apoyo a los autónomos. El cierre de la actividad, total y parcial, y las difíciles condiciones económicas que se vislumbran, han afectado duramente las expectativas de consumidores y empresarios, lo que se traduce en unas pérdidas históricas del empleo”.
Restauración, construcción y comercio los sectores más afectados
El sector que más ha contribuido a la pérdida de afiliación es el de Restauración que, entre febrero y abril, han retrocedido un elevado –10,5% (perdiendo unos –136.000 afiliados), aportando el 17,2% de la pérdida de afiliación de estos dos meses.
A continuación, destacan las actividades de construcción especializada y la construcción de edificios que, conjuntamente, acumulan un retroceso de 130.000 empleos, explicando el 16,5% de la destrucción de afiliación.
Finalmente, el comercio al por menor, excepto vehículos de motor y educación, también ha reducido sus afiliados de forma intensa (un -3,4%, -63.000 afiliados), mientras que la educación se ha contraído más (un -5,1% y -56.000). La pérdida de afiliación entre la media de febrero y abril refleja la caída del Régimen General, que ha perdido unos 745.000 afiliados (un -5,0%), unos registros que explican más del 90% de la afiliación destruida en marzo y abril. Además del régimen general, son los empleados del hogar (que retrocede un –3,0% y –12.000) y del régimen especial de autónomos (-1,5%, unos -47.000 afiliados menos).
Mayor impacto sobre asalariados, con contrato temporal y a tiempo parcial
Por tipología de contratación, de febrero a abril, la afiliación con contrato temporal se reduce en -602.000, un elevado -14,7%, una caída muy por encima del –1,1% de los contratos indefinidos (unos -100.000 menos).
En el ámbito de la jornada, los afiliados han caído substancialmente más en aquellos a jornada parcial: -10,1% (y –373.000 afiliados menos), muy por encima en términos relativos al tiempo completo (un –3,8% y unos –379.000). Esta asimetría tan marcada refleja, en lo fundamental, la muy intensa contracción de la jornada parcial en los contratos temporales (-18,9%, unos -284.000 afiliados menos).
Más severo en menores de 34 años, hombres e inmigrantes
Por edades, la pérdida de afiliación de los más jóvenes en marzo y abril ha sido muy elevado -8,2%, a comparar con la menor caída de los de 35 y más años
(–2,8%). Así, los de 16 a 34 años, con un peso en febrero que superaba escasamente del 25% del total, han aportado más del 49% de la pérdida total de afiliación.
En el ámbito del género, el impacto ha sido menor en las mujeres. Este grupo, que pesaba un 46,6% de la afiliación en febrero, ha experimentado una caída del -3,6% (y –321.000 afiliados) y han aportado cerca del 41% de las pérdidas, una contracción inferior al -4,6% de los hombres (–471.000 afiliados).
Los hombres jóvenes (16 a 34 años), son los que más han sufrido el choque de la pandemia, con una pérdida relativa entre febrero y abril del -8,5%
Según la nacionalidad, los extranjeros han presentado una contracción entre finales de febrero y de marzo mucho más intensa que los españoles (un –7,7% frente al -3,9%), aunque en términos absolutos su reducción es sensiblemente menor (unos -164.000 frente a los –670.000 de los españoles).
Mayores pérdidas en Canarias, Andalucía, Castilla-León, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid
Por razones sectoriales de las mayores pérdidas de Canarias: la hostelería ha contribuido con más de un tercio del total a su caída, mientras en Andalucía es el aporte negativo de la construcción (cerca de un 23% de la pérdida) y la hostelería (casi el 20%), dos sectores que explican el grueso de su pérdida (del -8,3%), algo parecido a lo que sucede en Castilla-León, dónde hay que sumar a las actividades administrativas.
En la Comunidad Valenciana y la de Madrid, es la combinación de las pérdidas generadas en los principales sectores afectados por el COVID-19 la que explica sus resultados.
Los aumentos de afiliación en sanidad han impedido que las pérdidas agregadas fueran mayores, en particular en Castilla-La Mancha, Navarra, País Vasco, y Castilla-León.