SANIDAD Y SALUD

¿Qué es el COVID persistente y cuáles son sus síntomas?

JAIME RUIX - 09/03/2022

Los investigadores han relacionado con el síndrome más de 2000 afecciones, 55 de ellos coincidentes en un metaanálisis

El virus Sars-Cov-2 todavía gobernará nuestras vidas un tiempo más. Todavía lo hace en muchos de los casos tras haber superado ya definitivamente la enfermedad. Eso es lo que han comprobado los investigadores de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) al notificar que el 80 % de los pacientes suele presentar uno o más síntomas persistentes.

El COVID persistente, o long COVID, no es un conjunto de secuelas de la enfermedad que el coronavirus provoca, sino que su afectación se manifiesta como un conjunto sintomático multiorgánico que se extiende más allá de las 4 y 12 semanas de enfermedad. Por ello, aunque hayas podido superar la enfermedad, la sintomatología te puede acompañar durante varias semanas, como le ocurre al 80 % de los recuperados que el estudio testó.

¿Cuál es su origen?

Los investigadores todavía no han encontrado una causa orgánica para su aparición, pero trabajan en tres teorías. En primer lugar, por la persistencia del virus en el organismo; en segundo, como una consecuencia de la tormenta inflamatoria aparecida con la enfermedad; y en tercero, por la presencia de anticuerpos contra proteínas inmunomoduladoras.

Se ha demostrado, eso sí, que el síndrome afecta principalmente a mujeres (en un 79 %) y a pacientes con una media de edad de 43,3 años. Esto ocurre a diferencia de quienes desarrollan las secuelas de la enfermedad, que suelen ser los hombres de una cierta edad con comorbilidades.

Sintomatología común

La fatiga -un 58 %- y el dolor de cabeza -un 44 %- son los síntomas más comunes asociados a la afección, según el estudio publicado en Scientific Reports. En este metaanálisis, se detallaban 55 principales problemas de salud, de los cuales 47 son físicos y pueden afectar a la rutina y ser incapacitantes para aquellos que los presenten.

Otros síntomas, como los trastornos de la atención o la caída del pelo, ocupan un tercer escalón entre las más de 200 afecciones que han compartido los investigadores.