La Comunitat Valenciana se sitúa por debajo de la media en calidad del empleo y casi el 20% de los ocupados quiere cambiar su horario
País Vasco, Madrid, Cataluña, Navarra y La Rioja se sitúan por encima de la media nacional en calidad del empleo, mientras que Extremadura, Canarias, Andalucía, Murcia y C. Valenciana ocupan las últimas posiciones
Pese a estar entre las últimas en el índice de calidad del empleo, la autonomía es una de las que más ha mejorado respecto a 2007
La C. Valenciana supera la media nacional en tasa de temporalidad y de empleo a tiempo parcial no deseado
El paro es uno de los principales problemas de la economía española y, aunque la situación ha mejorado desde la Gran Recesión de 2008, solo recientemente se ha recuperado el número de ocupados de 2007 y la tasa de empleo continúa siendo inferior a la de ese año, que supuso el mejor desempeño del mercado laboral español de los últimos 40 años. Sin embargo, si analizamos el empleo más allá de variables cuantitativas, la calidad de dicho empleo sí se sitúa actualmente en el valor máximo del periodo 2007-2022, según el índice sintético elaborado por la Fundación Ramón Areces y el Ivie en la monografía La calidad del empleo en España y sus comunidades autónomas. La estabilidad laboral, el tipo de jornada y de ocupación, la conciliación, los salarios percibidos o la siniestralidad son algunos de los 18 indicadores de calidad analizados en este índice, que en 2022 se sitúa 3,1 puntos por encima del de 2007. El informe, elaborado por los investigadores del Ivie y profesores de la Universitat de València Lorenzo Serrano y Ángel Soler, junto con el economista también del Instituto Fernando Pascual, ofrece este indicador para el conjunto del país y también por comunidades autónomas. La mejora entre 2007 y 2022 se observa en todas las regiones, con la única excepción de Extremadura, que sigue todavía por debajo de su nivel de 2007. Los mayores incrementos en calidad del empleo se han producido en Cataluña, Murcia, Castilla-La Mancha y C. Valenciana, que mejora 3,4 puntos, mientras que los más débiles se han registrado en Canarias, Cantabria y Aragón (en torno a 2 puntos).
En términos de calidad global del empleo los mayores niveles se encuentran en País Vasco, Madrid, Cataluña, Navarra y La Rioja, todas con índices por encima de la media nacional. Por el contrario, la situación menos favorable se muestra en Extremadura, Canarias, Andalucía, Murcia y la Comunitat Valenciana.
El índice de calidad del empleo que se propone en el informe se construye a partir de 18 indicadores, que se han seleccionado de entre las 40 variables analizadas en el estudio para las que existe información a nivel autonómico. Estos 18 indicadores se agrupan en torno a 5 dimensiones: seguridad y ética (siniestralidad, turnicidad y brecha de género); salario y beneficios (remuneración, salarios bajos y horas extraordinarias); duración del trabajo y conciliación (jornada parcial indeseada, horario, jornadas largas y horarios poco habituales); seguridad y protección (temporalidad, precariedad, antigüedad, contratación a través de ETT) y formación y motivación (automatización, cualificación, sobrecualificación y búsqueda de otro empleo).
Como se ha comentado, en general, la mayoría de comunidades, la valenciana incluida, muestran avances en cada una de las cinco dimensiones consideradas, lo que refleja una evolución positiva de la calidad del empleo desde 2007. Sin embargo, eso no significa que no existan problemas relevantes, incluso algunos agravados, así como importantes diferencias entre las regiones.
Temporalidad y jornada laboral
En materia de estabilidad laboral, la tasa de temporalidad sigue siendo muy elevada en el tercer trimestre de 2023 (17,3%). Por comunidades, Extremadura se acerca al 28% de trabajadores temporales, más del doble que en otras como Madrid o Cataluña. El porcentaje de ocupados que tiene contratos temporales en la Comunitat Valenciana se sitúa en el 19% en el tercer trimestre de 2023, con lo que supera la media nacional del 17,3%.
Además, en la autonomía el peso de los ocupados que tiene un empleo a tiempo parcial no deseado alcanza el 7,1%, solo por detrás de Extremadura (7,7%) y Andalucía (8,1%). De media, el 6% de los ocupados en España tiene que conformarse con un empleo a tiempo parcial, aunque desearía uno a tiempo completo, una cifra que representa casi la mitad de los trabajadores con contratos a tiempo parcial. El mínimo de empleo involuntario parcial se da en Baleares, con un 4%.
Otra situación relacionada con la jornada laboral que afecta a la calidad del empleo es la incidencia de las jornadas largas (entre 40 y 48 horas semanales) y muy largas (49 horas o más) que muestra un repunte tras la pandemia. En el tercer trimestre de 2023, el 41% de los trabajadores soporta jornadas largas y el 5,8%, muy largas. En la Comunitat Valenciana, el 6,3% de los ocupados trabaja en jornadas iguales o superiores a 49 horas semanales, lo que supone medio punto por encima de la media nacional. Además, el 15,9% de los ocupados trabaja al final de la tarde (16,6% en España), un 5,8% por la noche (frente a 5,4%), los sábados (27,3% en CV, frente 28,3% de media nacional) o los domingos (14% vs 17,1%) y un 23,8% de los asalariados trabaja a turnos, frente al 21,9% de la media española.
La Comunitat Valenciana es, junto al País Vasco, la región con mayor porcentaje de ocupados que quiere modificar su jornada laboral. En total, el 19,3% de los ocupados de la Comunitat, frente al 14,8% de la media nacional, desea una jornada diferente, ya sea con más horas para poder aumentar sus ingresos (10,7% vs 9,1% de España) o con menos horas, incluso renunciando a parte del salario (8,6% vs 5,6%). Este último grupo está creciendo durante la última década, mientras se reduce el de los trabajadores que quieren aumentar su horario laboral.
En cuanto a los avances en la calidad del empleo, el informe destaca el aumento en el porcentaje de las ocupaciones de alta cualificación, que supone ya el 34,5% del empleo total en la Comunitat Valenciana. Este porcentaje se sitúa en línea con el promedio del país del 35,3%, pero está todavía alejado de Madrid (47,1%), País Vasco (41,4%) y de la media de la EU-27 (42,9%). En cualquier caso, la Comunitat Valenciana ha logrado importantes mejoras en este aspecto, ya que en 2007 el peso de los ocupados altamente cualificados era solo del 28,3%. Las diferencias entre regiones son muy evidentes en este indicador, con un porcentaje de ocupaciones altamente cualificadas de solo un 27% en Canarias.
También se observan desajustes sustanciales en sobrecualificación. Un 22,7% de los trabajadores con estudios universitarios en España está empleado en ocupaciones que no requieren formación superior, con datos del tercer trimestre de 2023, el mismo porcentaje que se registra en la C. Valenciana. Sin embargo, es de las pocas regiones que ha conseguido reducir el peso de la sobrecualificación, respecto a 2007, cuando se superaba el 25% de titulados universitarios ocupados en trabajos que no requieren ese nivel de formación.
Del mismo modo, y pese al repunte tras el año de la pandemia, se aprecian importantes mejoras en el índice de siniestralidad laboral, con 2.951 accidentes por cada 100.000 trabajadores en 2022, frente a los cerca de 6.000 que se registraban en los años previos a la gran recesión. La Comunitat Valenciana es una de las tres regiones con menores cifras de siniestralidad, tras conseguir reducir la cifra desde los 5.596 accidentes por cada 100.000 trabajadores en 2007 a los 2.757 en 2022. Nuevamente persisten las diferencias entre comunidades, con índices de siniestralidad que varían desde los 2.286 accidentes por cada 100.000 trabajadores de Madrid hasta los 4.893 de Baleares
Por el contrario, en materia salarial, el estudio confirma que el avance ha sido decepcionante, ya que el salario medio apenas ha crecido en términos reales un 4,9% en la Comunitat, entre 2007 y 2021 (5,4% en España), y se sitúa por debajo de los niveles alcanzados en 2009 y 2010. Por regiones, las diferencias entre el salario medio anual alcanzan el 45,2% entre País Vasco, que ofrece los salarios más elevados, y Extremadura, la región con menor ganancia media por ocupado. La Comunitat se sitúa un 9% por debajo del promedio con una ganancia media anual por trabajador de 23.448 euros anuales, frente a los casi 26.000 de España.
También es muy importante la distancia entre regiones según el porcentaje de trabajadores con salarios bajos (por debajo de 2/3 del salario mediano), que oscila desde el 5,5% de ocupados con dichos salarios de País Vasco, hasta el 29,6% de Extremadura. La Comunitat Valenciana ocupa una posición desfavorable respecto a la media, ya que el porcentaje de asalariados con baja remuneración se sitúa en un 21,3%. En materia salarial el único avance claro es la reducción de la brecha de género, definida como la diferencia en porcentaje de la ganancia por hora normal de trabajo de las mujeres respecto de los hombres. En la Comunitat ha caído más de siete puntos, desde el 18% de 2007 al 10,8% de 2021 (en España, del 19,1% al 9,8%).
Un indicador muy evidente de falta de satisfacción con el empleo es el porcentaje de personas ocupadas que buscan otro trabajo. En el caso de España, dicho porcentaje ha variado durante el periodo analizado entre el 4,9% registrado en 2020, un año marcado por la pandemia, en el que las posibilidades de cambiar de empleo eran muy limitadas, y el 7,8% del tercer trimestre de 2023. El indicador se encuentra actualmente en niveles máximos históricos, cercanos a los registrados en 2013, el peor momento de la Gran Recesión. La Comunitat Valenciana supera ese máximo, con un 9,4% de sus ocupados buscando cambiar de trabajo. Ese porcentaje solo es superado por Extremadura.
El análisis de la calidad del empleo de las comunidades autónomas indica que aquellas con más calidad del empleo tienen también tasas de actividad y empleo más elevadas y, sobre todo, tasas de paro más bajas que el resto. Esto sugiere que la mejora de la calidad del empleo no tendría por qué estar reñida con seguir disminuyendo la tasa de paro. “En otras palabras, la creación de más empleo no tendría que pasar necesariamente por el recurso a empleos de baja calidad, sino que sería compatible con mejoras simultáneas de la calidad”, según recalcan los autores del documento.
En cualquier caso, los resultados obtenidos muestran que las diferentes dimensiones de la calidad del empleo no responden a un único patrón territorial generalizado y que la calidad del empleo depende de un conjunto de factores como son el ciclo económico del momento, el marco institucional y regulatorio del mercado de trabajo, las características del tejido productivo y la formación de los trabajadores. En estos dos últimos factores las diferencias son sustanciales entre regiones. Los sectores de alta intensidad digital suponen en algunas comunidades más del 30% del empleo total, mientras en otras no llegan al 14% (16% en la Comunitat Valenciana). Por su parte, la formación constituye un importante factor de desigualdad en la calidad del empleo, ya que las diferencias regionales en porcentaje de ocupados con estudios superiores superan los 26 puntos porcentuales. En el caso la C. Valenciana el peso de los ocupados con estudios superiores alcanza el 42,3%, 4,1 puntos por debajo de la media.
Teletrabajo y calidad del empleo
Por último, la monografía también estudia la relación entre teletrabajo y calidad del empleo, tras el incremento experimentado durante la pandemia de esta modalidad de trabajo. En concreto, el porcentaje de ocupados que teletrabaja en España toda o parte de su jornada ha pasado del 8,3% de 2019 al 14% en 2022. Todavía está por debajo de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 22,4%.
En el caso de la C. Valenciana el análisis muestra un incremento del teletrabajo de 4,4 puntos respecto a 2019, es decir, se ha pasado de un porcentaje de 8,6% de ocupados que teletrabajan parte o toda su jornada al 13% en 2022. Madrid (13,6 puntos más), Cataluña (7,4 puntos) y País Vasco (5,5 puntos) son las regiones que más han crecido en este ámbito, mientras que en otras regiones el avance es más moderado, como Castilla y León, La Rioja, Aragón, Baleares, Extremadura o Castilla-La Mancha (con avances acumulados inferiores a 2 puntos).
Los efectos del teletrabajo sobre la calidad del empleo son ambiguos, del mismo modo que sobre la productividad en las empresas, y más allá del porcentaje de empleados que teletrabajan, los autores insisten en que el éxito de esta fórmula de trabajo depende de la colaboración entre empleados, empresas y sociedad en general, así como de la adaptación continua y el aprendizaje en este nuevo entorno laboral.
En definitiva, la calidad del empleo es un determinante esencial del bienestar de las personas, las familias y el conjunto de la sociedad. Por ese motivo, se ha convertido en objeto de creciente interés y preocupación por parte de gobiernos y agentes sociales. El análisis realizado de las diversas dimensiones del empleo relacionadas con su calidad muestra que, pese a los avances registrados respecto al pasado, persisten importantes carencias en el caso de España y, con carácter general, sus comunidades autónomas, pero también diferencias muy sustanciales entre ellas.
Muchos de esos rasgos están presentes también en el caso de la Comunitat Valenciana, donde pese a la menor siniestralidad y una mejora en la cualificación del empleo más intensa que en la media, es mayor la proporción de trabajadores en empleos que los trabajadores no encuentran satisfactorios, con salarios bajos y jornadas laborales que no se ajustan a sus preferencias.
El avance desde 2007 ha sido más intenso que en otras comunidades, pero la calidad global del empleo continúa por debajo de la media nacional. En consonancia con la diversidad de dimensiones de la calidad del empleo y sus determinantes, su mejora supone un reto para la Comunitat que requiere del esfuerzo de administraciones públicas, sindicatos, empresas, sistema educativo y los propios trabajadores. Ese esfuerzo colectivo dará mejores frutos si parte de un diagnóstico basado en información actualizada y detallada de las características específicas del problema.