¿Cómo saber si los frenos del coche están en buen estado?
Con la llegada del verano aumentan los viajes y conviene revisar el mantenimiento de los vehículos
Los neumáticos y los frenos son una parte esencial de la seguridad activa de un vehículo y es de vital importancia mantenerlos en buen estado, por lo que no está de más revisarlo, más aún cuando comienzan los largos viajes estivales.
Y es que si los frenos se encuentran en buen estado el conductor tendrá mejor capacidad de reacción ante cualquier incidencia que se pueda encontrar, siendo más difícil que se produzca cualquier accidente.
Se calcula que la vida útil de las pastillas de freno puede ser de hasta 112.000 km, pero este valor es orientativo, por lo que no está de más seguir una serie de consejos para saber si están rotas.
¿Qué son las pastillas de freno?
Se pueden definir como un tipo de componente que forma parte del sistema de frenado del vehículo. Su principal propósito es dar la fricción que necesitan los discos de freno para que, cuando se pulsa el freno, el coche se pueda detener.
¿Qué ocurre si las pastillas de freno no están en buen estado? Se incrementará la distancia de frenado y el vehículo podría llegar a derrapar, propiciando las condiciones para que se produzca el accidente.
Hay que tener en cuenta que este elemento no se suele estropear; lo que ocurrirá es que se irán desgastando y tendrán que ir manteniéndose de forma progresiva: Cuanto más gastadas estén las pastillas de freno, menos eficacia tendrá el sistema de frenado del vehículo.
¿Cómo puedo saber si las pastillas de freno están rotas?
Hay una serie de indicadores que alertan de que existe rotura en esta pieza clave para el frenado del vehículo:
Sensación de dureza al presionar el freno: si el freno se nota duro al pisarlo puede significar que las pastillas también lo están. Es posible que se haya producido un escape de aceite o de grasa que haya cristalizado e impida la fricción correcta de la pastilla.
Notar una vibración al frenar: si los frenos vibran cuando se frena es señal de que las pastillas están bastante gastadas, por lo que convendría cambiarlas de inmediato.
Si el freno se hunde más de lo normal: podría ser el indicativo de que existe una fuga en el circuito de freno o de que las pastillas ya se han desgastado bastante.
Ruido chirriante en los frenos: también podría escucharse chirriar demasiado los frenos cuando pisamos el pedal. Esto podría darse porque las pastillas son demasiado nuevas, o bien porque ya tienen mucho tiempo. En el caso de que se haga omiso a este aviso el problema se irá incrementando hasta que termine por afectar a los discos de freno.
Hay que alargar la pisada para conseguir frenar: será necesario cambiar las pastillas de freno cuando al pulsar el pedal se note que ha aumentado la distancia de frenado en comparación con lo que era habitual.
Indicador encendido: algunos vehículos tienen testigos luminosos que nos pueden indicar cuándo es el momento de cambiar las pastillas, pero, por lo general, es el propietario quien debe estar pendiente de los ruidos y de cualquier cambio que pueda notar a la hora de conducir.
Controlar el kilometraje: es conveniente llevar un control del desgaste cada 20.000 ó 30.000 km. Además, hay que tener en cuenta que las pastillas delanteras se desgastan más que las traseras.
Evitar estas vibraciones y problemas es tan sencillo como cambiar el juego de zapatas. Eso sí, es importante que se haga un correcto montaje de las pastillas de freno, así como la correcta fijación de todas las piezas a las mismas.
Un ejemplo sería el kit de pastillas de freno RIDEX 70B0009, que incluye una palanca de freno de mano y se instala en el eje trasero del vehículo.
¿Cómo se reparan las pastillas de freno?
En la mayoría de los casos no merece la pena proceder con la reparación de las pastillas de freno, sino que directamente habrá que hacer la sustitución de las mismas.
Teniendo en cuenta que estos elementos son imprescindibles para la seguridad del vehículo, lo más recomendable es llevarlo al mecánico para que un profesional se encargue de evaluar la situación y hacer el cambio correspondiente.
Estos son algunos supuestos en los que se podrían reparar las pastillas de freno:
La masa de la patilla se ha soltado de la placa base: en este caso se limpiará la pieza, se comprobará su funcionamiento, se comprobará el ajuste de la pinza y, si fuese necesario, se sustituirán.
Sobrecarga térmica: este fenómeno se produce cuando la pastilla de freno se daña en relación a un sobrecalentamiento. La superficie se cristaliza y se vuelve porosa. Se podría llegar a reparar limpiando la pieza, comprobando el ajuste de la pinza y las pastillas de freno, y revisando los discos para sustituirlo si fuese necesario.
Presencia de estrías en la masa de la pastilla: Esto ocurre porque se montan pastillas nuevas sobre discos de freno viejos. La solución es limpiar la pieza de freno y ver que funcione correctamente. Si no fuese así, se cambiarán los discos de freno y accesorios.