La sala San Miguel acoge la muestra de Flor Mayoral, "Entre dos aguas"
El gerente del Consorcio de Museos, Felipe Garín, ha destacado la importancia de contar con artistas que generan sinergias. En este caso, la artista cubana Flor Mayoral plasma a la perfección como La Habana, Miami y Valencia generan un viaje urbano "Entre dos aguas", que conforman unas etapas muy significativas en la trayectoria de la artista. A este conjunto armónico se suma un dominio quirúrgico de la técnica, derivada de su carrera profesional como doctora dermatóloga, que convergen, así como en muchos referentes anteriores que han compaginado la medicina con el arte.
El Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana sigue vertebrando las tres provincias con sus exposiciones temporales. En este caso, gracias a la colaboración de la Fundación Caja Castellón cuya sala San Miguel forma parte desde hace un dos años del circuito del Consorcio de Museos en Castellón de la Plana.
La muestra inaugurada congrega en sus tres espacios ciudades que tienen el mar como compañero inseparable y que el destino ha querido que su historia y sus tradiciones culturales, artísticas y sociales tengan vínculos muy estrechamente enlazados. Flor Mayoral, que cuenta con una dilatada experiencia, elabora este complejo proyecto a partir de su visita a La Habana en el 2011, después de muchos años de ausencia. Este reencuentro con la energía y singularidad de sus raíces la inspiró a comparar aspectos cotidianos de ésta con sus otros orígenes: Miami y Valencia. Con esta propuesta, ella nos permite familiarizarnos con las raíces que heredó por parte de su abuela valenciana y las cubanas, en una dialéctica común que establece un vínculo entre tres ciudades distantes y que nos invita visualmente a examinar las similitudes socioculturales entre ellas.
Si le permitimos a nuestra mente divagar en alguna de las fotos, puede que nos extraviemos en ella, para después encontrarnos con el concepto de su posición geográfica al reorientarnos en la sala. La riqueza de estas imágenes unifica las tres culturas a través de interiores, objetos encontrados, lugares y situaciones, que a modo de presagio primero y de testimonio siempre, vienen a significar simbólicamente el camino de un reencuentro entrañable. Una concordia, donde más allá de los obstáculos y las diferencias, la cultura y raíces hispano-cubanas dibujan el escenario ideal para un inevitable entendimiento. La calle como espacio público, esa herencia clásica apoyada por la suavidad del clima, tanto mediterráneo como atlántico-tropical, deja visible el tejido social más auténtico que Flor Mayoral plasma con esos ojos analíticos acostumbrados a descubrir gestos y texturas humanas, a veces maltratadas por el sol o el trabajo. Es, pues, un viaje para descubrir y amar personas, costumbres, la vida en suma.