Oliver propone rutas urbanas para que los cruceristas que recalan en Castellón no se vayan a Valencia o al interior

La concejala Carme Oliver, consejera del Patronato Municipal de Turismo, propone establecer una oferta de rutas urbanas para rentabilizar las visitas de cruceros al puerto de Castellón. Los escasos buques que han atracado hasta ahora no han logrado el impacto económico deseado. La mayor parte de los cruceristas optan por realizar excursiones de un día a la ciudad de Valencia o a localidades del interior de la provincia.

“Castellón tiene un potencial turístico que debe ser puesto en valor. La llegada de cruceros tiene un objetivo claramente económico. Los sectores hostelero y comercial tienen la ocasión de beneficiarse de la visita de los cruceristas, pero se está dejando pasar la oportunidad ante la falta de una oferta de ocio turístico adecuada”, dice.

La llegada del Quest for Adventure, el último crucero que recaló en el puerto, el 3 de abril, apenas tuvo incidencia en Castellón. Tres autobuses de cruceristas realizaron una visita turística a Valencia y dos a Sagunto y la Vall d'Uixó. El resto pudo utilizar los autobuses lanzadera instalado en el puerto para desplazarse hasta el centro de Castellón. Los autobuses dejaron a los cruceristas en la plaza Borrull para que realizar una visita libre, sin guías.

Oliver preguntó en el consejo rector del Patronato de Turismo por el impacto económico de la visita a Castellón, pero no recibió la información precisa. “Si apostamos por el turismo de cruceros, hay que hacerlo con ambición y diseñar un paquete de visitas guiadas orientadas, principalmente, al comercio y a la hostelería. La repercusión de estas visitas turísticas debe ser más rentable”, indica.

El Quest of Adventure portaba 322 pasajeros, de una media de edad de 73 años, de un perfil económico de alto poder adquisitivo. Las excursiones fueron ofertadas por la naviera Saga Shipping Company. El crucero atracó en Castellón a las 8 de la mañana y zarpó hacia Ciutadella a las 18 horas. Los visitantes fueron agasajados con música de dolçaina, bailes regionales y una degustación de zumo de naranja y se habilitaron carpas de recepción, aseos portátiles y uno punto de atención policial, cuyos costes se ignoran.