El doctor Montoliu apuesta por el ejercicio físico aeróbico para combatir las complicaciones derivadas de la arteriosclerosis
Hacer ejercicio físico aeróbico para combatir la principal enfermedad fruto del sedentarismo imperante en la sociedad actual: la arteriosclerosis. Ese ha sido el argumento principal expuesto por el doctor de la Unidad de Valoración Funcional del Consoricio Hospitalario Provincial de Castellón Joaquín Montoliu durante su conferencia “El concepto de salud y la aportación del deporte para su mejora. El deportista aficionado y el profesional” dentro del curso de verano de la Universitat Jaume I “La complejidad del deporte (gestión, salud, deporte adaptado…)”, que se desarrolla hasta mañana jueves en el hotel Bonaire de Benicàssim.
Montoliu ha iniciado su conferencia diferenciando entre actividad física, ejercicio físico y deporte y definiendo el concepto de salud como “estado de completo bienestar físico y mental”. “La actividad física que comportaba algunos trabajos o hábitos tradicionales está prácticamente desapareciendo y siendo sustituida como actividad lúdica y de ocio. El progreso ha llevado al sedentarismo, que es el primer factor de riesgo para contraer arteriosclerosis, la primera causa de mortalidad en las sociedades actuales, mientras que hace un siglo eran las enfermedades infecciosas”, ha explicado.
Frente a la proliferación de esta enfermedad crónico-degenerativa de las arterias, el médico del Hospital Provincial ha afirmado que “el movimiento activo, el ejercicio físico, provoca múltiples beneficios para la salud física, mental y social de la persona”.
Joaquín Montoliu ha detallado durante su conferencia las complicaciones derivadas de la arteriosclerosis, íntimamente ligada al sedentarismo, como trombosis, embolias, hemorragias, aneurismas o insuficiencias renales, y los efectos beneficiosos del ejercicio físico para combatirlas.
“Los factores de riesgo para desarrollar una arteriosclerosis son la edad (más frecuente a partir de los 50), el sexo (más frecuente en hombres hasta los 60 años), el tabaquismo (indirectamente porque modifica hábitos de vida), el colesterol alto, la diabetes, la obesidad, el estrés y, relacionado con todos ellos, el sedentarismo”, ha indicado.
El doctor Montoliu ha explicado cómo combatir ese listado de riesgos a través de la práctica del ejercicio físico: disminuye los valores de colesterol malo, la diabetes y la leucemia; contrarresta el aumento de grasa; el corazón bombea mejor la sangre, mejora la vascularización miocárdica y las pulsaciones en reposo; mejora y refuerza el desarrollo muscular, la densidad y mineralización ósea… Incluso en el sistema inmune: “Cuando realizamos un ejercicio bien pautado y controlado aumentan nuestras defensas y nos resfriamos con menos frecuencia, por ejemplo”. Y ha especificado que “la natación es especialmente beneficiosa para las personas asmáticas y aumenta la ventilación de las mucosidades”.
Secreción de endorfinas
También ha repasado los beneficios del ejercicio físico sobre la salud mental y social. “Mejora el estado de humor y produce una sensación de bienestar por la secreción de endorfinas, facilita contactos interpersonales, aumenta el tiempo de autosuficiencia en personas mayores y es útil para tratamientos de desintoxicación”.
Finalmente, Montoliu ha explicado que “la cualidad física más relacionada con altos niveles de salud es la resistencia general aeróbica (frente a la anaeróbica, de ejercicios breves basados en la fuerza), por lo que el más beneficioso es el ejercicio general dinámico de tipo aeróbico, como caminar, correr, ciclismo, natación, tenis o golf”. “Se debe de trabajar en la zona comprendida entre los umbrales aerobio y anaerobio, que es recomendable examinar, pero si no se conocen se debe hacer el ejercicio físico a la máxima intensidad que permita llevar una conversación sin dificultad y sin fatiga mientras se está entrenando”, ha añadido. Y un mínimo de 30-40 minutos tres veces por semana.
Sin embargo, el doctor de la Unidad de Valoración Funcional del Provincial ha advertido de que “el ejercicio físico mal pautado, intensivo o descontrolado es un riesgo para la salud”. Así, ha asegurado que algunas prácticas que se realizan en los gimnasios, como el aeróbic o el ‘spinning’, “en vez de ejercicios aeróbicos deberían de llamarse anaeróbicos, porque consiguen el efecto contrario: la gente que suele hacer aeróbic no tiene una condición física tan alta como para soportarlo y por eso muchas veces no se cumplen las expectativas, se cansan demasiado y no ven resultados”.
Montoliu ha terminado indicando que “no existe prácticamente ninguna diferencia entre el deportista profesional y el aficionado, salvo que el primero soporta mayores volúmenes de entrenamiento, mayor gasto energético y riesgo de lesiones agudas y por sobreesfuerzo”.