Diseñan un programa de intervención educativa asistida con caballos para mejorar el equilibrio y el control postural en niños con autismo
Investigadores de la CEU UCH, la UJI y la Universidad de Extremadura han evaluado los efectos de esta intervención en niños de Castellón de 9 a 12 años con Trastornos del Espectro Autista (TEA)
Sus resultados han sido publicados por la revista científica internacional Journal of Autism and Developmental Disorders y serán presentados próximamente en México
Un estudio publicado en la revista científica Journal of Autism and Developmental Disorders ha demostrado los efectos positivos de la equinoterapia en el control postural y el equilibrio en un grupo de niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Este artículo recoge los resultados de la investigación realizada por los profesores de Ciencias de la Educación Juan Vives, de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Castellón, Paola Ruiz-Bernardo, de la Universitat Jaume I (UJI), y Andrés García, de la Universidad de Extremadura (UEx).
Según explica el profesor de la CEU UCH, Juan Vives, “el TEA es un trastorno del neurodesarrollo con una prevalencia creciente en niños que, además de los síntomas nucleares vinculados al comportamiento y habilidades en el plano social y comunicativo, lleva aparejados, en muchas ocasiones, dificultades en el desarrollo de las habilidades motoras que en ciertos casos podrían tener su origen en una dificultad en el procesamiento sensorial. Todo esto puede tener una gran incidencia en su calidad de vida, ya que afecta directamente a la realización de actividades cotidianas y a su aprendizaje.”
Intervención educativa, asistida con caballos
En este estudio, el equipo investigador de la CEU UCH de Castellón, la UJI y la UEx ha diseñado un programa específico de intervención terapéutica asistida con caballos para mejorar el equilibrio y el control postural, que han seguido un grupo de niños de Castellón con TEA grado 1 y 2, de entre 6 y 12 años. Este programa se estructuró en sesiones de 45 minutos, dos veces por semana, a lo largo de nueve meses.
El programa diseñado para este estudio se compone de ejercicios sobre el caballo, divididos en tres bloques de dificultad progresiva: con el animal parado, caminando y trotando. Dentro de cada bloque los ejercicios también tienen una complejidad creciente: sujetando la cincha, con los ojos abiertos y con los ojos cerrados, y sin sujetar la cincha, también con los ojos abiertos y cerrados. Los participantes realizan estos ejercicios montando sin calzado y conducidos por un guía y dos monitores de seguridad. Además, no se utiliza silla de montar ni estribos y el lomo del caballo se protege por dos alforjas acolchadas sujetas por la cincha.
Mejoras en el equilibrio
Siguiendo un diseño de línea multibase, los investigadores utilizaron una plataforma posturográfica internacionalmente validada para medir los resultados del programa, que evidenciaron beneficios sobre el control postural de estos niños y, en consecuencia, sobre su equilibrio. Se midió la velocidad media con la que se mueve el centro de presión de cada niño, situado en posición pedestre sobre la plataforma, en cuatro condiciones diferentes: superficie dura con ojos abiertos y con ojos cerrados, y superficie acolchada, también con ojos abiertos y cerrados. Este protocolo permitió analizar qué canal sensorial se usa más en el control postural.
Según destaca el profesor de Ciencias de la Educación de la CEU UCH Juan Vives, “las mejoras detectadas en el equilibrio de los niños participantes fueron de magnitud moderada en superficies duras, y mayores en las acolchadas, incluso con los ojos cerrados. Eso indica que el trabajo con caballos produce una estimulación sensorial en todos los canales de entrada de información, pero especialmente en los vestibulares y en los visuales”.
Efectos en la concentración en el aula
A su vez, Juan Vives destaca que los resultados corroboran los estudios previos sobre la eficacia de la equitación en la mejora del equilibrio: “La marcha del caballo induce continuos cambios en el centro de gravedad del jinete, que debe reajustar su posición a medida que el caballo se mueve. Este es, quizás, el mayor éxito de esta intervención para niños con TEA, ya que la estimulación vestibular que supone montar a caballo se complementa con la motivación que genera la actividad, difícil de conseguir con otro tipo de intervenciones”.
Vives destaca también la importancia de la naturaleza sensorial de la equitación, incluyendo la entrada gradual vestibular, propioceptiva y táctil, a la hora de promover la autorregulación postural en los niños con TEA: “Esto contribuye a que se sientan tranquilos, mejorando su concentración en la actividad académica y el comportamiento estereotipado en contextos sociales, como el aula”.
Tras la publicación de este artículo en Journal of Autism and Developmental Disorders, el profesor de la CEU UCH Juan Vives ha sido invitado como ponente este mes de agosto para impartir diversas conferencias sobre los hallazgos de este estudio en México.