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Castellón, más cerca de recuperar su doble topónimo: Estos son los argumentos de la ‘guerra’ de informes

CARLOS MEDINA - 03/06/2024

Castellón avanza en la tramitación del topónimo bilingüe con dos informes encontrados

Castellón avanza en los trámites para la recuperación de su doble topónimo tanto en castellano como en valenciano, con la aprobación del informe que avala el cambio de denominación oficial del municipio en su forma bilingüe.

Se trata del ‘Informe Fortuño’, emitido por el catedrático de la UJI y experto en Lingüística, Santiago Fortuño, que ha contado con la aprobación en el pleno de Partido Popular y VOX, estando en contra PSPV-PSOE y Compromís.

Una cuestión que ha desatado una guerra de informes ya que, como respuesta, el Departamento de Filología y Culturas Europeas de la UJI ha emitido su propio documento al respecto, en el que defienden que el topónimo sea solo en valenciano.

Para la alcaldesa, Begoña Carrasco, “la doble denominación no es excluyente. Cada uno puede hacerlo de la forma que prefiera y respetando a los que utilizan la otra. Esto era la norma y no había ningún tipo de conflicto hasta que llegó el gobierno de Amparo Marco en 2018, instaurando la división”.

¿Cuándo llama a la ciudad por primera vez Castellón?

Según el informe de Fortuño, “Castellón” aparece por primera vez a principios del siglo XIV, sólo un poco después del privilegio de traslado concedido por el rey Jaume I en 1251.

Y es que medio siglo después, en la Carta Pobla de l’Alcora de Joan Ximénez de Urrea, en un temprano 1305, ya se habla de un “vezino de Castellón”.

Por su parte, el informe del Departamento de Filología recuerda que la forma derivada del latín ‘Castelliuonum’ desde los primeros escritos es la de ‘Castelló’ con fórmulas que van evolucionando desde un primerizo ‘Castelló del Camp de Borriana’.

Eso sí, admiten que existe documentación en la que aparece el topónimo ‘Castellón’, pero afirman que se trata de escritos en aragonés y “en ningún caso significa que ‘Castellón’ fuera el nombre usado por los ciudadanos, sino una traducción para sus destinatarios” de fuera del territorio valenciano. "El nombre “Castellón” responde a una voluntad de traducirlo al castellano durante un tiempo en que esta lengua era desconocida para más del 80% de la población valenciana", recalcan.

“No forma parte del patrimonio lingüístico autóctono”, defienden en este informe contrario, que recuerda que no fue hasta los Decretos de Nueva Planta de 1707 cuando se oficializó el nombre ‘Castellón’ con la llegada de Felipe V al poder y la castellanización de la administración.

Sin embargo, el informe Fortuño no cree que la llegada de los borbones sea un punto de inflexión, al recopilar su uso en todo tipo de documentos y literatura anteriores: “No cabe hablar de un topónimo impuesto, ajeno o indigno”.

En este sentido, se recuerda que en 1640 el Síndic de la ciudad escribió una carta a Felipe IV solicitando una torre defensiva en la ciudad lo que se podría interpretar como el uso del término por un castellonense. “Cuando los castellonenses escribimos en castellano en el siglo XVII nos autoreferenciamos en castellano”, argumentó al respecto el portavoz municipal Vicent Sales, quien considera que debe “conservarse con normalidad” el “uso indistinto” que se ha hecho del topónimo “durante todos estos siglos” sin caer en “un discurso esencialista”.

¿Castillo grande o castillo pequeño?

En otra de sus conclusiones, el documento de Fortuño argumenta que no es cierto que el uso del sufijo castellano ‘-ón’ contradiga la etimología en valenciano de “Castelló”, ya que tendría el mismo significado, el de “castillo pequeño”.

Cree que desde el vocablo latino ‘Castello/Castelliuonum’ no existiría esa contradicción ni una castellanización artificiosa al añadir una ‘n’. Así, a modo de ejemplo indica que sí existen otros ‘Castellones’ que no proceden de traducciones por toda España, como el de Vélez-Rubio, el de Hellín, el ‘Castellón Alto’ de Granada, Los Castellones de Almería o los ‘Castejones’ de Zaragoza, Huesca y Teruel.

Sin embargo, el informe del Departamenti de Filología responde con su propia lista de ‘Castellons’, como el d’Empúries, el de Farfanya, el del Pla, el de Sos, el de Tor o el de la Ribera, con el que la ciudad ha iniciado un contencioso para evitar la confusión de ambos topónimos.

Es un hecho incontrovertible que la documentación en la que figura ‘Castellón’ procede de traducciones y que la determinación de hacer oficial este nombre corresponde a consideraciones políticas”, responden, recordando que la Acadèmica Valenciana de la Llengua recomienda no traducir nunca los topónimos.

La alternativa al nombre exclusivo en valenciano, consideran, “no sería otra que consignarla como un equivalente en otra lengua, a continuación del nombre original y siempre considerada como una traducción, cosa no recomendable en el caso de la toponímia”, como es el ejemplo de Vitoria-Gasteiz o Pamplona/Iruña