Desarrollan una nueva herramienta molecular para medir el estrés de las doradas
Investigadores del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal de Castellón del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han conseguido caracterizar molecularmente la práctica totalidad de las subunidades que conforman los cinco complejos enzimáticos de la cadena de transporte de electrones de la mitocondria de la dorada, un pez ampliamente cultivado en toda el área mediterránea con una producción estimada de más de 800.000 toneladas anuales. Los resultados de la investigación aparecen publicados en la revista PLOS ONE.
Las mitocondrias son orgánulos celulares que se encargan de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular. Actúan como centrales energéticas provocando reacciones bioquímicas por las cuales determinados compuestos orgánicos son degradados por oxidación hasta convertirse en sustancias inorgánicas, proceso que le proporciona energía a la célula.
El profesor de investigación del CSIC al frente del estudio, Jaume Pérez-Sánchez, explica que “nuestra investigación es un hito en sí misma al haberse establecido, por primera vez en un vertebrado inferior, la identidad molecular de aproximadamente un centenar de subunidades de la cadena de oxidación-respiración mitocondrial. La generación de este nuevo conocimiento es de gran utilidad en diferentes modelos de estrés nutricional y ambiental en un contexto de cambio global y desarrollo sostenible que debe promover el uso de nuevas materias primas sin menoscabo de la salud y el bienestar animal, teniendo en cuenta además la calidad y seguridad alimentaria del producto final destinado al consumo humano”.
“Para nuestra investigación hemos desarrollado un chip de expresión génica capaz de analizar de forma rutinaria y semiautomática la firma molecular de 86 genes mitocondriales de un pez teleósteo”, añade Pérez-Sánchez. El resultado es una herramienta molecular de alto valor diagnóstico y predictivo, que ha sido validada en un modelo de ayuno en doradas mostrando cómo la actividad de las mitocondrias varía en función del tejido y de la demanda energética a nivel celular, lo que refleja el estado nutricional, el riesgo de estrés oxidativo, así como determinadas carencias o deficiencias a nivel nutricional, y que actualmente se está utilizando en el marco de diferentes proyectos y contratos con empresas de piensos y aditivos.
“Nuestro trabajo confirma la plasticidad de la mitocondria frente a diferentes agentes estresantes y es de gran interés si se aplica para identificar cepas o razas de individuos especialmente robustos con un alto grado de adaptación a las condiciones de cultivo o de estrés crónico, lo que viene siendo una demanda urgente del sector”, concluye Pérez-Sánchez.
Este trabajo ha sido financiado por el proyecto Europeo Aquaculture Infrastructures for Excellence in European Fish Research (AQUAEXCEL), el proyecto nacional AQUAGENOMICS, y el programa PROMETEO II de la Generalitat Valenciana.