La villa romana de Burriana “en peligro” se blinda frente al clima duro y los asaltos
El Ayuntamiento prevé un proyecto para ponerla a salvo
Burriana cuenta con una joya histórica en su costa, la que es la villa romana marítima más grande de toda la Comunitat Valenciana.
El yacimiento de Sant Gregori es conocido desde hace años (las primeras excavaciones datan de 1978) y los descubrimientos no han cesado con la aparición de edificios, mosaicos, columnas, pintura mural, cerámica…
Sin embargo, su ubicación fuera del casco urbano hace necesario que sea protegida para que este patrimonio no se destruya y perdure para las próximas generaciones, especialmente ante los ataques del clima y de posibles entradas de personas no autorizadas que puedan dañar el lugar. Por ello, el consistorio ha tomado cartas en el asunto para proteger el lugar.
El tiempo va destruyendo el yacimiento
"Tras la paralización de las obras en la primavera de 2023 el yacimiento quedó a merced de la climatología, tan solo una parte está protegida con geotextil, lo que hace que las estructuras que conforman la villa estén en serio peligro”, se explica en la memoria que pretende proteger este espacio.
De hecho, “durante el último año han acontecido diversos sucesos climatológicos que han afectado notablemente a la conservación del yacimiento: lluvias, viento, granizo”, apunta el documento encargado desde instancias municipales.
La propuesta de intervención señala que “las estructuras que conforman los edificios están dañadas en algunas zonas, presentan derrumbamientos parciales” al tiempo que “los pavimentos de las habitaciones se están agrietando, al estar rodeados por zanjas que no fueron debidamente cubiertas y que se inundan durante los episodios de lluvias” mientras “la vegetación está creciendo en todas las superficies, generando daños”.
Así, se propone una inversión de 32.000 euros para limpiar la zona, consolidar las construcciones y cubrir las zonas más delicadas con geotextil para que no se destruyan con el tiempo.
Vallas y cámaras
Por otro lado, se plantea vallar todo el recinto por 29.000 euros, instalar una alarma y colocar varias cámaras de seguridad térmicas para controlar la zona tanto de día como de noche. Un sistema que tiene previsto una inversión de otros 23.600 euros.
Al estar en suelo no urbanizable, no se dispone de suministro eléctrico ni telecomunicaciones por cable, por lo que los sistemas a instalar serán inalámbricos y la fuente de energía, autónoma.
Así, se busca evitar el acceso de personas que puedan dañar el lugar o incluso adelantarse a un posible asalto de vándalos o saqueadores, como ya ha ocurrido en otros yacimientos de la Comunitat Valenciana que han sufrido estos robos.
Los accesos, imposibles
Por otro lado, otro de los problemas es el de sus accesos, en una zona en obras con zanjas y montañas de tierra, lo que impide entrar con tranquilidad.
Por ello, se preparará un acceso con geotextil y grava para que vecinos y visitantes puedan gozar de este patrimonio en futuras visitas guiadas.