El Teatro Payà muestra su estructura interna después de que casi haya concluido la fase de derribo
El Teatro Payà de Burriana se ha quedado en el chasis después de que se haya completado casi toda la fase de derribo, a excepción de la cubierta de uralita, que será retirada dentro de quince días. El aspecto que ofrece el interior del edificio, desnudo de cualquier aditamento, antes se asemeja a un almacén de naranjas antiguo, de los que aún quedan en la ciudad, que a un espacio dedicado a la escena. Las vigas superiores, que sustentan el techo, aún son de remaches, aunque no están coronadas por la típica teja catalana sino por placas de uralita que requieren de un tratamiento especial.
Cabe recordar que el acta de replanteo de las obras se firmó el pasado 1 de abril con la empresa adjudicataria, en este caso Dragados y Construcciones, S.A., seleccionada entre las dieciocho empresas que se presentaron al concurso.
Hasta la primavera del año que viene el Teatro Payà permanecerá cerrado. Eso ya ha supuesto tener que cambiar de emplazamiento muchos actos culturales, y los que vendrán, sobre todo falleros, como por ejemplo las presentaciones de las Reinas Falleras del año que viene, a finales de noviembre. El proyecto, redactado por el gabinete Tena Asociados Arquitectura y Diseño S.L., tiene un presupuesto de ejecución material de 3.464.923,70 euros, a los que hay que sumar los gastos generales y beneficio industrial, honorarios de proyectos y dirección de obra, por lo que el precio total de ejecución por contrata, incluyendo el IVA, suma 4.998.409,30 euros, a cargo del Plan Confianza.
El Teatro Payá es el único que queda en Burriana, y fue construido entre 1958 y 1960, según proyecto del entonces arquitecto municipal Enrique Pecourt Betes. También fue el último cine de la ciudad, hasta abril de 2001. En el solar donde se encuentra el teatro ya existía el antiguo teatro Oberón, construido en 1907. El edificio fue adquirido por el municipio el 28 de diciembre de 2000 por 1,14 millones de euros, que pagó la Generalitat.
Cuenta con 1.385 m² de planta, y disponía hasta su cierre de un aforo de mil personas. El escenario también era de los más grandes que existían en toda la Comunidad Valenciana.
Uno de los principales problemas del teatro era el mal estado de la estructura del graderío que forma el anfiteatro, integrado por vigas armadas de acero laminado que salvan una luz de 20 metros sobre las que se apoyan las cerchas y viguetas que forman el graderío. Estas grandes vigas se van a respetar y se pueden observar perfectamente, ahora que sólo queda la estructura. La solución que plantea el proyecto es intervenir en la seguridad, reforzando y sustituyendo los distintos elementos portantes, según los estudios previos realizados por un laboratorio de control. También se van a reformar todos los servicios y aparatos sanitarios. Se van a realizar mejoras y la renovación de materiales degradados y se generarán nuevos espacios para dotar al edificio de las instalaciones necesarias para llevar a cabo la actividad propia de un teatro. El ennoblecimiento exterior del edificio es otro objetivo, así como dotar a las instalaciones de los elementos tecnológicos en el ámbito escenográfico. Instalaciones de climatización, aire acondicionado para frío, y suelo radiante para calor, van a ser otras mejoras para conseguir un espacio cómodo y seguro.
El escenario se va a rebajar la cota del mismo un metro, se ampliará el foso de la orquesta y se dispondrá sobre éste una plataforma hidráulica que permitirá la ampliación de la escena. También se rebajará la cota del semisótano que existe debajo del escenario para adecuarlo como almacén, y se dispondrá de un ascensor montacargas que permitirá transportar el material escénico a todas las plantas. El proyecto dotará al edificio de nuevas oficinas de gestión del teatro, dotación de nuevos camerinos, todos ellos con aseos, y creación de aulas de teatro. En el patio de butacas, con un nuevo aforo, incluyendo el nuevo anfiteatro y un pequeño palco, de 850 plazas, se va a sustituir el pavimento existente, manteniendo la pendiente actual. También se van a sustituir los revestimientos interiores de los cerramientos y falsos techos, acondicionándolos térmica y acústicamente. Asimismo se van a sustituir todas las butacas haciendo una redistribución de las filas.
¡Qué bien les hubiesen venido esos cinco millones a las pequeñas constructoras de Burriana que tienen que despedir gente para poder subsistir!