La familia Ventura Medall agradece el apoyo recibido tras el fallecimiento de su madre
La familia Ventura Medall quiere hacer público su agradecimiento a las muestras de cariño y afecto recibidas por el fallecimiento de nuestra madre Mª Teresa Medall.
Nos hubiera gustado hacerlo personalmente pero es prácticamente imposible teniendo en cuenta los numerosos amigos y familiares que se acercaron a darle el último adiós.
Ella siempre nos enseñó a ser agradecidos y así lo mostraba cada vez que en el hospital la atendían.
Siempre tenía una palabra de agradecimiento para cada enfermera e incluso con el médico al que comparaba con sus nietos: “Igual de guapo i templat”.
Poco puedo decir de mi madre porque todos/as conocíais a “la Medall”; alegre como un cascabel, siempre riendo, siempre dispuesta a todo, con carácter, enérgica, simpática, graciosa… En pocas palabras: con sus defectos y sus virtudes jamás pasó desapercibida.
Pero permitidme que le haga un merecido homenaje recordando que fue:
Una GRAN ESPOSA como así lo avalan los 64 años al lado de mi padre;
Una GRAN MADRE como podemos confirmar mi hermana Mª José, mi hermano Vte. Ramón y yo misma.
Pero sobre todo y por encima de todo fue:
Una GRAN ABUELA con todo el significado que abarca la palabra “abuela” y eso lo testifican sus nietos Adán, David, Pedro, Pablo, Vicente, Alejandro y su nieta Salomé.
Este es el mejor currículum que se puede llevar para que se abran las puertas del cielo de par en par.
En nombre de mi madre:
MUCHAS GRACIAS
Y un ruego: Tenerla presente en vuestras oraciones. Descanse en paz.
Maite
Filla de “la Medall”
Si, de verdad, era la alegria de la calle al Saleta, siempre una risa, un comentario agradable, siempre con los niños, los de la calle que cuando yo era pequeño, era la calle donde jugabamos y aprendíamos, no las ludotecas, granjas escuela, no la calle y su patio donde organizabamos el porrat de la calle, donde haciamos los gallardetes, o donde veíamos la televisión, cuando no en todas las casas la había. Gracias por tu presencia siempre ayudando, nunca reprochando, que allí en el cielo, hagas lo mismo y saluda a mi madre que por allí la veras. Un beso del niño... que todos somos en el fondo... y que debieramos recuperar. Un niño de la calle virgen de la saleta.