Antiguos alumnos de Carmelitas se reúnen otra vez medio siglo después
No es fácil conseguir el reencuentro de niños que medio siglo atrás jugaron juntos en el mismo colegio y aprendieron juntos a través de experiencias vividas en común. No es fácil porque la vida a lo largo del tiempo nos desplaza hacia otros acomodos, mientras se va llenando de otras vidas, de otras vivencias.
Aunque ninguno sea el niño que fue -o tal vez nunca dejó de serlo- lo que se compartió en el pasado, permanece en forma de poso en la botella de cada uno y cuando, por iniciativa de uno o de unos pocos, se logra el reencuentro, parece que algo espiritual resurge con fuerza al calor del grupo.
Fue el pasado sábado 2 de julio, a las dos de la tarde, en un restaurante del puerto. Allí 39 ex alumnos del colegio Carmelitas -lo de Illes Columbretes es un invento posterior-, nos reunimos para comer juntos y recordar anécdotas de unos años felices, a pesar de que fueron tiempos adobados con la vara de Don José y la de otros muchos religiosos.
Muchos recuerdos, muchas anécdotas, mucha vida que permanecía hibernando surgió a partir de un encuentro amigable que nos llenó a todos de muchas satisfacciones.
Al final de la comida tomaron la palabra varios asistentes, narrando experiencias que unos recordaban y otros recordaron al escucharlas.
Habló José Luis Sabater, impulsor del encuentro, aclamado como Presidente del grupo, entre aplausos, por los asistentes. Habló el poeta y maestro del lenguaje José Félix Escudero con simples y emotivas palabras. Habló Paco Barruguer. Habló Pascual Peris.
“¿Te acuerdas cuando yo me recorría medio campo regateando a todos con la pelota y cuando llegaba a la portería, allí siempre estabas tú parándolo todo?”.
“¿Te acuerdas de aquel que meó en una escupidera y el profesor la cogió para levantarla y vaciarla después sobre su cabeza?”.
“¿Te acuerdas de cuando cobrábamos una peseta por mirar, solo por mirar, una vagina y recaudamos 30 pesetas?”.
“¿Te acuerdas de aquel cura que decía muchas veces “por consiguiente”? Le hicimos un escrito lleno de “por consiguientes” y se enfadó al llegar a la tercera línea”.
Tras la agradable comida, vino el momento de las fotos. Allí estaban el ojo y la cámara de Guillermo Piquer, dispuestos a que el instante perdurara y tras hacer una instantánea de todos los asistentes, vinieron las fotos de los colegiales agrupados por cursos. Algunos repitieron, sin estar todos debido a obligaciones insalvables, la misma foto con la misma posición en la que alguien -otro ojo, otra cámara- les fotografió en el colegio hace medio siglo.
La vida está hecha, también, de momentos felices.
El año próximo habrá una nueva cita a la que tampoco deben faltar los que este año no han podido acudir.
Llevo tiempo intentando saber que habrá sucedido con tantos colegiales del Colegio Ros de Ursinos Yo llegué hasta el noviciado, cuantos recuerdos... Es posible recibir alguna noticia? Por si alguien lee esto que he encontrado en la red mi cuenta de contacto es: armando@amf2000.es