La piel de Eros o la íntima sugerencia del blanco y negro en Burjassot
La muestra está compuesta por catorce fotos, siguiendo un hilo temático que, según la autora “ podría considerarse a medio camino entre una sutil mirada erótica y el retrato en blanco y negro, impregnado de la subjetividad que esta forma de retratar lleva implícita”. El porqué del nombre de la exposición, La piel de Eros, surge porque, “sin mostrar demasiado ni ser muy explícitas, las fotografías consiguen que aquello que muestran hable por sí mismo; hay un lenguaje sordo en ellas pero que está muy vivo y que se podría oír, incluso, a pesar de que es sólo una imagen. Un lenguaje a través del cual se habla de amor, de intimidad, de deseo, o de las posibilidades que esconde, a veces, sutileza de una caricia, de un gesto, la sublimación de un deseo o de un pensamiento”.
Según Mónica Molina, que ha declarado sentir mucha admiración por las personas que posaron para su objetivo, “la idea surgió durante un viaje y de una manera espontánea, experimentando y haciendo pruebas, como siempre suelo con las personas que posan para mi cámara, unas veces hacemos fotos, otras escribimos, pintamos, otras simplemente saboreamos, ... somos un grupo curioso porque cada uno viene de una disciplina diferente pero nos entendemos muy bien a la hora de hacer o crear algo”.
Mónica siente predilección por el retrato porque, con él, “ las posibilidades se disparan hasta el infinito, pues en cada persona hay todo un mundo por descubrir, descifrar y mostrar. Y en blanco y negro, porque, el B/N no sólo no le roba protagonismo al motivo, sino que, en ocasiones, lo refuerza mucho más que el color”
