Petrella aboga por la lucha ciudadana para hacer del agua un bien común y universal
Sin abandonar en ningún momento su sentido del humor, su talante optimista y su tono irónico, Petrella logró construir un consistente discurso a favor del reconocimiento universal del agua como principal fuente de vida. Así comenzó, precisamente, su ponencia, lanzando una pregunta al público: “¿Qué es el agua para ustedes?”, para dar seguidamente una pronta y contundente respuesta: “el agua es la vida”, frase que repitió en numerosas ocasiones a lo largo de su intervención.
Al igual que hiciera el francés José Bové en la segunda conferencia de la Escuela, a propósito de la mercantilización de la agricultura, Petrella denunció radicalmente el sometimiento actual del agua a las reglas del juego que impone la economía capitalista, la cual asigna un valor a las mercancías en la medida en que esas mercancías generan riqueza para el capital. Pero, tal como defendió Petrella esta regla no puede servir para el agua puesto que “el agua no es una mercancía, el agua es vida y la vida no contribuye ni tiene porqué contribuir a crear riqueza”.
Aportando el escalofriante dato de que, en la actualidad, cerca de 1.500 millones de personas no tienen acceso a un agua potable sana, Petrella dibujó el esquema de los tres grandes retos a los que se enfrentan las sociedades del siglo XXI al que, a su vez, vaticinó como el que será “el siglo de las guerras del agua”. El primer reto pasa por reconocer el agua como un derecho universal, reconocimiento necesario que precisará, a su vez, de una verdadera voluntad política, tanto de los países dominantes como de los países del Sur, por trabajar y poner sus intereses no al servicio del beneficio económico sino al servicio del derecho que todo ser humano tiene a la vida. Al hilo de este discurso, Petrella denunció las políticas mundiales de privatización de agua y su utilización al servicio de la “Teoría de los costes”, la cual contempla el agua como un servicio por el cual hay que pagar, hecho del cual se derivan todas las luchas, compras y ventas o operaciones de “trueque” que los países ejercen con el agua, como si de otra mercancía se tratara, olvidando su esencia.
El segundo reto importante es trabajar, a nivel mundial, para parar el mal uso y la degradación de los recursos hídricos del planeta que están llevando a cabo los llamados “señores del agua”. Las cifras en este sentido también preocupan: 50.000 lagos han desaparecido, los cauces de los grandes ríos llegan secos al mar en determinados meses del año, los bosques están siendo sistemáticamente explotados en beneficio del mercado del mueble y, en cuanto a la situación española, el 60% del suelo está preocupantemente degradado. En cuanto a la concienciación ciudadana mundial, Petrella también lanzó cifras relevantes: “el estilo de vida americano, férreamente defendido por los sucesivos gobiernos americanos, aprueba que un americano medio residente en una gran ciudad gaste cerca de 800 litros de agua al día”.
El tercer reto que Petrella lanzó a la sociedad del siglo XXI es que es necesario trabajar, “es necesario luchar”, tal como repitió insistentemente, por alcanzar que la paz y la democracia se impongan decididamente en el futuro y en el porvenir de las sociedades para evitar que el siglo XXI acabe convirtiéndose en el siglo de la guerra del agua. Siendo fiel a su optimismo, Petrella cerró la clase del día afirmando que “los retos son sin duda difíciles pero, con la lucha y el compromiso, se pueden conseguir”.
La próxima lección de la Escuela de Pensamiento Crítico tendrá lugar el próximo miércoles, 25 de marzo y estará a cargo del profesor Emir Sader.