La importancia de romper el silencio del abuso infantil: el hilo conductor de la obra de Isabel Ramírez en la sala Melchor Zapata
La exposición fotográfica permanecerá hasta el 28 de abril y podrá ser visitada comentada por la propia autora el sábado 9 y el 30 de marzo a las 12 horas
Hoy se ha inaugurado la exposición que hasta el próximo 28 de abril ocupará la Sala de Exposiciones Municipal de Benicàssim Melchor Zapata y cuyo hilo conductor es la importancia de romper el silencio del abuso infantil. La propuesta fotográfica bajo el título La veu del silenci, pone el foco en el abuso infantil, dándole visibilidad a esta problemática y desafiando al tratamiento superficial de los medios de comunicación a esta la lacra que tal como detalla su autora, Isabel Ramírez, afecta a uno de cada cuatro niños.
La autora ha buscado a través de La veu del silenci expresar su experiencia, enfrentados a la dificultad de representar un trauma infantil sin recuerdos claros, centrándose en una representación más profunda, en la perspectiva de las víctimas y no el testimonio como tal. La artista valenciana trabaja esta narrativa con la esperanza de compartir su historia y ayudar a otros a superar el silencio y evitar el sufrimiento causado por el abuso infantil y esque romper el silencio es esencial no sólo para las víctimas, sino también para concienciar y prevenir.
Como viene siendo habitual, La veu del silenci, viene acompañada del ensayo de un referente social y cultural, en este caso de la mano de Irene Ballester Buigues, profesora del departamento Historia del Arte, de la Universitat de València, esta doctora en Historia del Arte ha centrado su investigación alrededor de la visibilización de las mujeres artistas y en la deconstrucción de la mirada masculina, la cual ha objetualizado el cuerpo femenino para su propio disfrute.
Así, Ballester define la obra de Ramírez como un “trabajo profundo y necesario porque nos atrapa, nos sensibiliza y nos cuestiona ante una realidad todavía invisibilizada. Deconstruye el silencio para tumbarlo y da voz a quien no la ha tenido. Fortalece y empodera a quien no ha podido hablar, aligera los daños y los trastornos sufridos y vuelve al presente lo que todavía hace daño para poder ser sanado. Además, las suyas son unas fotografías que molestan porque nos perturban y no nos dejan indiferentes. Y es que el arte no sólo tiene que ser poético y sublime, todo lo contrario, tiene que ser también político, resistente y combativo”.