Avance crucial para combatir el consumo de cannabis con la detección en saliva en solo minutos: una investigación con sello valenciano

Investigadores de la Universitat de València (UV) y de la Universidad de Córdoba (UCO) han desarrollado de forma conjunta un nuevo sistema más rápido y sensible para detectar en saliva THC (tetrahidrocannabinol, el principal componente psicoactivo del cannabis). Con una pequeña cantidad de saliva y en pocos minutos, se puede establecer si la persona ha consumido cannabis. El trabajo se ha publicado en la prestigiosa revista “Analytical Chemistry”.

“Se trata de una colaboración sinérgica con nuestros colegas de la Universidad de Córdoba, en la que nosotros hemos aportado nuestra experiencia en la técnica de tratamiento de muestra y ellos su experiencia en la modalidad de detección”, ha destacado Alberto Chisvert, catedrático del Departamento de Química Analítica de la UV.

El cannabis es la droga ilegal más consumida en Europa. Se estima que alrededor del 8% de las personas adultas consumieron cannabis en 2022. El abuso generalizado de esta sustancia tiene consecuencias para la salud y se entiende como un problema social relevante. Un aliado fundamental para controlar su uso y evitar estos problemas de salud sería un análisis rápido, simple y fiable que use un fluido accesible y de fácil extracción y no invasiva, como es el caso de la saliva.

Con el objetivo de acelerar este tipo de análisis y que sean efectivos en muestras más pequeñas de saliva, el grupo GICAPC de la UV trabajó con el grupo FQM-215 - Affordable and Sustainable Sample Preparation de la UCO en el diseño de una nueva técnica de análisis que simplifica el tratamiento de la muestra y permite conocer la presencia de THC con solo 0.25 mL de saliva.

“Las muestras complejas, como son los fluidos biológicos, y si además los compuestos de interés se encuentran a muy baja concentración, como es el caso del THC en saliva, requieren de un tratamiento previo para extraerlos y concentrarlos, antes de su medida en el instrumento analítico” apunta el profesor de la UV Juan L. Benedé. En este caso, se ha empleado lo que los investigadores de la UV e inventores de la técnica denominaron microextracción dispersiva por sorción sobre barra agitadora miniaturizada en la que “a la muestra de saliva, contenida en un pequeño recipiente de vidrio, se le añade un pequeño imán en forma de barra y un material particulado con propiedades magnéticas que presenta una elevada afinidad por los compuestos de interés (en este caso el THC), de tal manera que el material es atraído por el imán.

Con ayuda de un agitador convencional de laboratorio, que consiste en un rotor magnético que gira a gran velocidad, se provoca la rotación continua del imán que dispersa el material en el seno de la muestra de saliva, atrapando al THC. Al detener la agitación, el material magnético junto con el THC es atraído de nuevo por el imán” explica el investigador de la UV Andreu Lleïr López-Juan. Así se podrían extraer de manera muy rápida las moléculas de THC que hay en la saliva. “Reducimos a 2 pasos lo que de otra manera serían 5” señala la catedrática de la UCO Marisol Cárdenas. Además, “la configuración del sistema de extracción permite tratar de forma simultánea hasta 15 muestras, con lo que se acelera más aún, si cabe, la obtención de resultados”, apunta el profesor Alberto Chisvert.

Tras la etapa de preparación de la muestra, viene el segundo paso. “Transferimos el imán miniaturizado recubierto de las partículas que han atrapado el THC que estaba en la muestra y lo transferimos a una aguja, a la que aplicamos un elevado voltaje y añadimos un disolvente orgánico capaz de romper la interacción que había entre el material extractante y el THC, generando un electrospray que se introduce en el espectrómetro de masas”, explica el investigador de la UCO Jaime Millán-Santiago. En solo dos pasos y con una muestra muy pequeña de saliva se puede conocer en pocos minutos la concentración de cannabis en saliva. Esta tecnología que, como explica el catedrático de la UCO Rafael Lucena, “ya podría incorporarse a los métodos de análisis de los laboratorios de rutina”, destaca por su sensibilidad, selectividad, precisión y exactitud.

“Usamos agujas de acero inoxidable (un material disponible y barato) y aprovechamos la parte no metálica de la aguja (cavidad luer) para acoplar ahí el imán con THC retenido sobre el material extractante. Y para inmovilizarlo, usamos otro imán externo, permitiendo así que pase el flujo del disolvente y eluya los analitos, que salen por la punta de la aguja como un spray que entra en el instrumento de análisis, donde se determina la concentración de THC” describe Jaime Millán-Santiago, uno de los creadores de este método.