Una artista valenciana vuelve de la India dejando allí huellas por la igualdad
La artista valenciana, Salomé Castro, y la artista India, Venkatalakshmi, se unen para romper estereotipos de género a través del arte
El 8 de diciembre de 2022 regresó de la India Salomé Castro, artista multidisciplinar nacida en Sagunto y licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia.
La Fundación Vicente Ferrer (FVF), con más de 50 años trabajando por el progreso de comunidades vulnerables en la India, lleva a cabo un proyecto para promover la formación técnica profesional de calidad e inclusiva fomentando el respeto a la diversidad y la igualdad de género, para las personas jóvenes de las zonas rurales de la región de Rayalaseema (Andhra Pradesh, India).
Es con esta intención con la que el 21 de noviembre pasado Salomé puso rumbo a Anantapur. Con más de 10 años de experiencia en el mundo de las artes, esta joven artista ha participado como voluntaria junto a FVF para desarrollar una iniciativa artística entre los y las jóvenes del sur de la India, estudiantes del centro de formación politécnica. Durante todo el proceso creativo, Salomé ha trabajado codo con codo con G. Venkatalakshmi, artista india de 25 años de edad que reside habitualmente en Kadapa, a 170 kilómetros al este de Anantapur, estado de Andhra Pradesh.
La iniciativa se ha desarrollado en un bloque académico que la FVF ha construido en colaboración con el Centro de Formación Professional Público de Anantapur, donde también se ha edificado un dormitorio para chicas con la financiación de la Generalitat Valenciana, Gobierno de la Rioja y Diputación de Valladolid, en el marco del proyecto “Formación profesional, un futuro sin desigualdades".
Antes de la construcción de este dormitorio, las estudiantes vivían en residencias privadas, teniendo que pagar más de 3.000 rupias al mes. Aunque al cambio son 35€, es una cantidad muy elevada para esta zona rural, más aun teniendo en cuenta que muchas de ellas provienen de familias humildes, hijas de agricultores y agricultoras con escasos recursos. Además, al estar fuera del complejo educativo, ni ellas ni sus familias se sentían seguras para llegar al centro y algunas terminaban por abandonar sus estudios. Ahora que el edificio está construido y esta situación por fin cambiará, ha llegado el momento de incentivar su vida académica y sus oportunidades de futuro.
“El objetivo de esta iniciativa es claro: promover la igualdad. Se trata de romper estereotipos y fomentar, a través del arte, que las niñas cursen estudios de formación profesional habitualmente orientados al público masculino, tales como la automovilística, telecomunicaciones, o ingeniería agrícola”, explica la artista española. Para ello, durante dos semanas, 60 estudiantes de primer año de 16 y 17 años, chicos y chicas, participaron en esta iniciativa, comenzando por dos sesiones interactivas en las que desarrollaron un debate abierto sobre educación, sociedad e igualdad entre hombres y mujeres.
Además, crearon un lienzo compartido, donde cada estudiante incorporaba algo a un mismo diseño, generando así lienzos colectivos. “Al principio les costaba dejarse llevar, querían hacerlo todo perfecto y veía cómo les agobiaba dejarlo incompleto. Pero la idea era precisamente esa: improvisar, dibujar algo durante un par de minutos y ver qué salía de todo aquello de forma conjunta. Durante mi tiempo aquí me he dado cuenta de que estos y estas jóvenes necesitan realmente este tipo de formaciones. Es fundamental que aprendan a expresar sus emociones a través del arte, que se abran y compartan”, ha añadido al artista.
Estas interacciones iniciales fueron el punto de partida para el gran trabajo final: pintar un total de ocho murales con temática de género y educación que dejen para siempre la huella de la igualdad en las paredes del centro. La iniciativa fue muy bien acogida por los y las estudiantes, así como por las propias artistas. “Estoy muy feliz de haber podido trabajar con Salomé, ha sido una gran experiencia. Hemos compartido ideas y conocimientos y creo que juntas hemos hecho un buen trabajo”, asegura Venkatalakshmi. También para la artista valenciana ha sido una experiencia positiva: “creía que las diferencias culturales y la comunicación telugu (idioma local) – inglés serían un reto difícil de superar, pero lo cierto es que finalmente hemos logrado entendernos muy bien y a la hora de decidir la composición de los murales hemos coincidido de lleno. Teníamos una visión muy parecida de lo que queríamos hacer aquí. Ha sido una grata sorpresa y un placer trabajar con Venkatalakshmi”, asegura Salomé.