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La almussafense Sacramento Baldoví Albuixech cumple un siglo de vivencias

La almussafense Sacramento Baldoví Albuixech cumple un siglo de vivencias
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    La almussafense Sacramento Baldoví Albuixech cumple un siglo de vivencias - (foto 2)
    La almussafense Sacramento Baldoví Albuixech cumple un siglo de vivencias - (foto 3)

    No es nada fácil cumplir un siglo de vida, pero en Almussafes la longevidad se vuelve a hacer patente este año 2019. La última en celebrar su cien aniversario ha sido Sacramento Baldoví Albuixech. Lo hizo el pasado 30 de marzo, rodeada de toda su familia, entre la que destacaban los dos únicos hermanos que todavía le quedan con vida, Emilio, de 98 años, y Antonia, de 93. Madre de dos hijos, abuela de cuatro nietos y bisabuela de cuatro bisnietos, Sacramento “siempre ha sido una mujer de su casa, entregada a su familia, cariñosa y trabajadora” y todavía hoy mantiene una salud de hierro tanto física como mental que le asegura una vida cómoda y feliz rodeada de sus seres más queridos.

    La fuerte genética de Sacramento Baldoví Albuixech, nacida en el año 1919 en la calle Mayor de Almussafes, ha asegurado que, el pasado 30 de marzo, pudiese celebrar por todo lo alto su cien aniversario.

    Hija de Constantino y de Francisca, Sacramento fue la sexta de ocho hermanos, tres chicos (Constantino, José Maria y Emilio) y cinco chicas (Paquita, Asunción, Vicentica, Sacramento y Antonia) y, como era habitual en aquella época, pronto tuvo que asumir responsabilidades en el hogar. “Sus padres regentaban “La Taberna” de Almussafes, emplazada muy cerca de la zona de la calle Mayor conocida como  “Els Quatre Cantons” y la mayoría de sus hermanos trabajaban, por lo que ella atendía la casa”, explica su hijo Salvador.

    El 27 de noviembre de 1948, Sacramento contrajo matrimonio con Salvoret Girona Marí, apodado “El Curro”, también vecino de Almussafes y labrador de profesión, en la iglesia parroquial de San Bartolomé, una unión repleta de felicidad de la que nacieron sus dos hijos, Marisa y Salvador y, posteriormente sus cuatro nietos

    Hace ocho años, Sacramento perdió a su compañero de vida tras una convivencia de más de 60 años en su domicilio, emplazado de la calle Ausiàs March. A partir de ese momento, sus hijos decidieron trasladar su lugar de residencia a sus casas, para evitarle la soledad. “Convive con nosotros pero es muy independiente y no quiere causarnos ninguna molestia. Es una mujer que antepone la felicidad de los demás a la suya propia”, destaca su nuera Tile.

    Además, nuestra centenaria todavía tiene fuerzas para compartir las gracias y travesuras de sus cuatro bisnietos, a los que adora, y para disfrutar de algunos paseos por la casa, ayudada, eso sí, de un andador para asegurar su estabilidad.

    Una memoria impecable y una salud de hierro forman parte de la excelente genética de Sacramento, que comparte con el que fue su marido, fallecido a los 95 años de edad, y la mayoría de sus hermanos y hermanas. De hecho, los dos pequeños, Emilio, de 98 años, y Antonia, de 93, compartieron la fiesta de su cien aniversario con ella, además de estar presentes en la visita oficial que realizaron las autoridades y la Junta Directiva de la Asociación de Jubilados y Pensionistas coincidiendo con el día de su aniversario, en la cual se le hizo entrega del tradicional pergamino de felicitación.

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