Cientos de kilos de tapones del Comte d’Aranda para salvar vidas
El CEIP Comte d’Aranda de l’Alcora reúne en dos meses 200 kilos de tapones, para la Fundación Seur, que ayuda a salvar vidas.
El colegio alcorino que dirige Laura Blasco, tras escuchar la iniciativa de la alumna Sara Maeso, se ha volcado uniéndose así a la acción denominada 'Tapones para una vida' e incluida en la campaña 'Una sonrisa para Aitana'.
Se trata de una niña de 11 años de Tarazona (Zaragoza), afectada por una cardiopatía congénita, que podrá ser operada gracias a la ayuda desinteresada de miles de de personas que han decidido reciclar y no tirar a la basura los tapones de plástico de sus envases.
Los tapones son recogidos en distintos puntos de España por la Fundación Seur, que los transporta hasta la sede de la empresa Acteco, en Ibi (Alicante), para que ésta los triture y los transforme en plástico inyectado.
Por cada tonelada, la mercantil alicantina paga 300 euros, y con lo que se va reuniendo la pequeña ha podido someterse a su segunda operación en el Children's Hospital de Boston (EEUU), único centro médico capacitado para realizar "una intervención eficaz y sin riesgo" para la vida de la niña, según le hizo saber a la familia el prestigioso cardiólogo español Valentín Fuster.
La primera intervención quirúrgica, denominada "Blalock Taussig", se le practicó en septiembre de 2010, después de ser evaluada por el reconocido cirujano Pedro del Nido, y permitió desviar y unificar sus arterias derechas pulmonares.
Antes, en 2006, la niña se sometió a una operación que resultó fallida y, además, a su corta edad ya se le han realizado nueve cateterismos.
Ahora quedan otras dos intervenciones con un coste total de 400.000 euros- para completar el tratamiento que permita a Aitana llevar una vida normal.
El Colegio Comte d’Aranda de l’Alcora ha ayudado a más niños con los tapones que recogen alumnos, padres, familiares, profesores y personas de la villa ceramista para ellos. Colaboraron antes de con la ayuda a Aitana con la campaña para ayudar a Iker, un niño bilbaíno que necesitaba un bipedestador para poder desplazarse por sí mismo. Debido a la facilidad con que reúnen los tapones solidarios no cesarán en su admirable actitud humanitaria..