AGRICULTURA

Los agricultores de la Comunitat advierten de un nuevo mazazo de Europa al campo valenciano

ELPERIODIC.COM - 25/12/2020

AVA-ASAJA advierte de que la supresión del Mancozeb encarecerá un 25% los tratamientos y agravará enfermedades de frutas, hortalizas y viña

La Unión Europea obvia los problemas sanitarios que está ocasionando su política fitosanitaria y, en lugar de recular, acelera la supresión de soluciones que los agricultores necesitan para combatir las plagas y enfermedades. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) advierte de que la última decisión de prohibir el Mancozeb a partir del 1 de junio de 2021 va a significar un especial mazazo para el sector, porque las alternativas que hay disponibles encarecerán un 25% los tratamientos y generarán resistencias rápidamente en cultivos mediterráneos como cítricos, frutales, hortalizas y viña.

Las enfermedades que podrán repuntar sus ataques a raíz de la eliminación del Mancozeb son, según destaca AVA-ASAJA, la alternaria en los cítricos, la mancha foliar del caqui y el mildiu en la viña y determinadas hortalizas tales como el tomate, el pimiento o la cebolla.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, resalta que “el Mancozeb es un fungicida fundamental para la agricultura valenciana desde hace mucho tiempo debido a su bajo coste económico y a su extraordinaria eficacia. Por ello, si la UE suprime su uso, lo menos que puede hacer es destinar todos los recursos que sean necesarios para investigar y dotar al sector cuanto antes de soluciones alternativas con una contrastada fiabilidad”.

Asimismo, Aguado exige a Bruselas que no se limite a prohibir el Mancozeb únicamente a los agricultores europeos sino que extienda la restricción a las importaciones foráneas que entran en los mercados comunitarios: “Si los científicos han demostrado que representa un riesgo para la salud humana, tanto de los consumidores como de los aplicadores en los campos, la UE debería aplicar su prohibición a todos los alimentos, vengan de donde vengan. No imponer una mínima reciprocidad con las producciones procedentes de países terceros supondría una puñalada trapera contra los agricultores europeos, un peligro para la salud de los ciudadanos y una evidencia más de la incoherencia que hay detrás de las estrategias ambientales como el Pacto Verde y De la Granja a la Mesa”.