AEMET revela el mapa que lo dice todo: los datos del temporal más devastador de las últimas décadas en Valencia
"Nunca vimos nada igual": el 29 de octubre, el día que las lluvias hicieron historia en Valencia
El pasado 29 de octubre de 2024 quedó marcado como una jornada negra para la Comunitat Valenciana, con un episodio de lluvias torrenciales que, en apenas 12 horas, dejó acumulaciones históricas de agua, devastando gran parte del territorio y provocando una tragedia sin precedentes. Según datos publicados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), este temporal concentró la mayor parte de su actividad entre las 8:00 y las 20:00 horas, superando récords históricos y demostrando que los fenómenos meteorológicos extremos están aumentando en intensidad.
Mapas que muestran la magnitud del desastre
Los mapas compartidos por la AEMET reflejan las precipitaciones acumuladas en esta jornada crítica. En algunas zonas del interior de la provincia de Valencia, las lluvias llegaron a superar los 600 litros por metro cuadrado, un valor desorbitado en comparación con otros episodios históricos. Este nivel de precipitación, en tan poco tiempo, no solo desbordó ríos y barrancos, sino que colapsó infraestructuras y dejó comunidades enteras aisladas.
La comparación con eventos históricos como la riada de 1957 en Valencia es inevitable. Sin embargo, mientras que aquella tragedia se desarrolló en dos fases, con días de diferencia, el episodio del 29 de octubre de 2024 concentró toda su fuerza en apenas medio día, demostrando que el cambio climático está intensificando estos fenómenos, haciéndolos más violentos y menos predecibles.
El contexto: ¿Qué diferencia este episodio de otros históricos?
En respuesta a comentarios que señalan que "siempre ha habido lluvias torrenciales en el territorio valenciano", la AEMET subraya que, aunque estos eventos han sido frecuentes a lo largo de la historia, ahora están ocurriendo con mayor intensidad y en intervalos de tiempo más cortos. La energía implicada en estos fenómenos ha aumentado considerablemente debido al cambio climático, lo que provoca lluvias más torrenciales, concentradas en menos tiempo y con efectos más devastadores.
La riada de 1957, por ejemplo, se desarrolló durante dos días, mientras que el 29 de octubre de 2024 la intensidad máxima se produjo en 12 horas. Según la AEMET, esta concentración de agua en un periodo tan breve incrementa los riesgos de desbordamientos repentinos, inundaciones en zonas urbanas y pérdida de vidas humanas, además de daños materiales incalculables.
Precipitació acumulada en vint-i-un temporals històrics en la Comunitat Valenciana des de 1950. pic.twitter.com/MpBmkkcUR9
— AEMET_C. Valenciana (@AEMET_CValencia) November 29, 2024
El impacto en los municipios más afectados
Interior de Valencia: récords históricos de lluvia
En localidades como Chiva, Turís y Montroi, las lluvias superaron los 400 litros por metro cuadrado en pocas horas. Los barrancos se desbordaron rápidamente, arrastrando coches, cortando carreteras y dejando a muchas familias atrapadas en sus hogares.
Ribera Alta y Baja: desbordamientos masivos
En la Ribera Alta, el río Júcar alcanzó niveles críticos, obligando a activar desalojos en municipios como Alzira y Cullera. Los cultivos de cítricos y arrozales, pilares de la economía local, quedaron completamente anegados, con pérdidas millonarias estimadas.
Ciudad de Valencia y área metropolitana
En la ciudad de Valencia, aunque las lluvias fueron menos intensas que en el interior, el sistema de drenaje urbano colapsó en varias zonas. Barrios como La Torre quedaron bajo el agua, mientras que los servicios de emergencia trabajaron sin descanso para rescatar a personas atrapadas en sus vehículos y viviendas.
¿Por qué esta DANA fue tan devastadora?
Los expertos apuntan a varios factores que convirtieron este episodio en uno de los más destructivos de la historia reciente:
- La concentración de lluvias en poco tiempo: Aunque la Comunitat Valenciana está acostumbrada a episodios de lluvias torrenciales, este fenómeno concentró la mayor parte de la precipitación en menos de 12 horas, saturando los sistemas de drenaje y desbordando ríos y barrancos.
- La magnitud de la energía liberada: Según la AEMET, el cambio climático está aumentando la energía disponible en la atmósfera, lo que intensifica la torrencialidad y reduce el tiempo entre episodios de lluvias extremas.
- Infraestructuras insuficientes: A pesar de las mejoras realizadas desde episodios históricos como la riada de 1957, muchas zonas urbanas y rurales aún no están preparadas para afrontar lluvias de esta magnitud.
El cambio climático y su relación con las lluvias torrenciales
El devastador temporal del 29 de octubre de 2024 no solo ha dejado imágenes impactantes y cifras históricas, sino que también pone sobre la mesa un fenómeno cada vez más evidente: la influencia del cambio climático en los episodios de lluvias torrenciales que afectan a la Comunitat Valenciana y otras regiones del mundo.
El calentamiento del aire y del mar, observado de manera consistente en las últimas décadas, está directamente relacionado con alteraciones en el ciclo hidrológico y los sistemas atmosféricos. Entre estas variaciones, destacan el aumento de la evaporación y la mayor presencia de vapor de agua en la atmósfera, factores que juegan un papel crucial en el desarrollo de fenómenos meteorológicos extremos.
Más vapor de agua, más energía: una tormenta perfecta
El aumento del vapor de agua atmosférico tiene implicaciones directas en la dinámica de las lluvias torrenciales. Este vapor no solo incrementa la humedad disponible para las precipitaciones, sino que también potencia la liberación de calor latente durante los fenómenos convectivos, que son frecuentes en situaciones de lluvias otoñales intensas como las vividas el 29 de octubre. Esta energía extra hace que las tormentas sean más intensas y violentas, generando precipitaciones más torrenciales en menor tiempo.
Un futuro con más episodios extremos
Estas variaciones en el ciclo hidrológico detectadas por los expertos, como el incremento del vapor de agua y la mayor energía disponible en la atmósfera, indican que los temporales como el vivido recientemente podrían ser cada vez más habituales. Cuando las condiciones meteorológicas son propicias, estas variables intensifican la magnitud de los episodios de lluvias, aumentando los riesgos de inundaciones, daños materiales y pérdida de vidas humanas.
La evidencia científica refuerza la necesidad urgente de adaptar las infraestructuras y mejorar la preparación ante emergencias para afrontar un futuro donde los fenómenos extremos sean más frecuentes. Además, subraya la importancia de implementar políticas climáticas que mitiguen el impacto del cambio climático, no solo a nivel global, sino también en regiones especialmente vulnerables como la Comunitat Valenciana.