¡¡Hem tornat!!
El Villarreal tras un sufrido partido vuelve al lugar que nunca debió abandonar
Algo más de un año hace desde que tras el palo del descenso, todos entonáramos a una el ya mítico “Tornarem!” . Hoy por fin, podemos decir que “hem tornat!”. Solo una temporada nos ha costado arreglar un accidente que nunca debió producirse y que tuvo lugar por una suma de motivos ya comentados muchas veces y que hoy no vale la pena repasar aunque creo que si es vital aprender de ellos y estoy convencido de que lo hemos hecho.
Nunca olvidaré las caras de la gente cuando supimos, in extremis, que estábamos en segunda. Siempre recordaré las lágrimas en las gradas, entre la prensa, los trabajadores del club y sobretodo como Fernando Roig a un escaso metro delante de mi caminaba a malas penas, inconsolable y sostenido por su hermano Juan. Hoy las lágrimas son de alegría, los abrazos de celebración y tras el pitido final es el arranque de unas celebraciones que durarán mucho y serán totalmente merecidas y disfrutadas. Este año en segunda ya dije hace tiempo que aparte de que se ha pasado más rápido de lo que pensábamos, nos ha venido bien. El club, los jugadores y la afición vivíamos acomodados en la élite, olvidándonos que somos un submarino que debe luchar por mantenerse a flote pese a todas las adversidades y creyéndonos el intocable Titanic y como aquella histórica embarcación nadie lo esperaba pero nos hundimos. Aunque económicamente haya tenido que reestructurarse y no sea igual jugar contra el Real Madrid y Barcelona que contra el Guadalajara o el Huesca, se han cambiado jugadores mal acostumbrados por gente comprometida, se ha ganado en fortaleza en todos los sentidos, se ha vuelto a encontrar un equipo técnico más que competente y se ha ganado en masa social, habiendo una unión y una entrega en esta recta final por parte de todos que no se ha visto ni en los grandes días europeos.
Ya comenté desde el día del Alcorcón que al Villarreal por fin, a base de trabajo y ganando en confianza, al Villarreal le había cambiado la suerte. Esa suerte de que todo te saliera mal y al rival por poco que hiciera todo bien. Allí ya nos dejamos gran parte de la carga de ansiedad y malestar que venimos arrastrando desde hace más de un año. El partido del Xerez fue la confirmación de que este equipo puede con todo lo que se le ponga por delante y hoy ha cerrado el círculo jugándosela en casa el último día y como el año pasado ante un conjunto rojiblanco.
El encuentro arranca con mucho respeto por parte de ambos. Se tantean y predomina buscar la seguridad atrás. Poco a poco son los andaluces los que se van encontrando más cómodos y encerrando al conjunto amarillo atrás aunque no llega a pasar real peligro salvo una jugada que entre Juan Carlos y el palo salvan el gol. Aunque le cuesta, el Villarreal va quitándose de encima esa presión y aunque falta toque y contundencia sobretodo en medio campo, balones largos a hombres como Perbet o Pereira es lo que más aporta al conjunto local, teniendo una del francés que no ve a su compañero solo desmarcado o prefiere hacer la jugada por su cuenta, con Jony teniendo un mano a mano que salva el portero y sobretodo en el min.34 un penalti claro sobre Tito Canteros, que no solo no pita sino que le saca una tarjeta amarilla por simular.
La segunda parte ha seguido siendo sufrida como no cabía esperar de otra forma viendo la temporada, pero pronto se pondría la cosa de cara. Pereira hizo un gol histórico tras un pase genial al hueco de Cani. El resto del partido pudimos ampliar el resultado, ellos también tuvieron alguna pero al final se logró el objetivo.
Disfrutemos amarillos, disfrutemos. Lo merecemos. Hemos vuelto al lugar que nunca debimos abandonar.