Apoteosis de un Madrigal y un Villarreal que puede con toda adversidad
Victoria histórica con una grada de primera y de Europa
Marcelino: "Es difícil que puedan con nosotros con la hombría de este equipo"
Si la semana pasada decía que alguien podía acusarnos de abusar del término “jugar una final”, esta quizá podrían hacerlo de repetir constantemente lo de “un partido histórico”. Y es que normalmente esos partidos realmente remarcables e inolvidables que quedan para la retina de los aficionados y para las hemerotecas como momentos clave, suelen darse puede que cada varios años pero el Villarreal lleva una recta final de temporada en la que cada partido merece recibir ese calificativo. Van faltando los adjetivos para definir los momentos que se están viviendo, propios de un guión de película épica, de la típica historia de superación de alguien que toca fondo y lucha por volver a tocar el cielo, encontrando tantas adversidades en su camino que hasta los menos escépticos, si no conocen el caso de cerca dudan de la etiqueta de “basado en hechos reales”. Ayer fue un partido que ya nunca olvidaremos y que nos hace dar un paso más hacia el objetivo del ascenso.
El conjunto amarillo venía de ganar a la heroica en un campo tan complicado como el del Alcorcón y de golear a un rival directo como el Girona, en un partido más difícil de lo que acabó reflejando el marcador. Ayer parecía la asignatura más fácil en tiempo, algo que era arma de doble filo por ser un rival que ya ha demostrado plantar cara a equipos a priori superiores, aparte de posibles y más que probables primas, que nunca lapidaré si se ofrecen por ganar y cuyo cabreo por las mismas dejo para los aficionados del Xerez que tienen que observar como los suyos juegan como nunca en esta recta final, no habiéndolo hecho antes cuando deportivamente aún se jugaban algo. Todo empezó como estamos acostumbrados últimamente: El Villarreal salió enchufadísimo, fue dominador, hizo gol pronto e hizo ocasiones (tampoco excesivas) para aumentar la ventaja antes del descanso.
Esta vez, lo que daría esos momentos típicos de intriga a la trama no sería un bajón del conjunto amarillo sino en árbitro como invitado secundario especial (que no sorpresa). Nos tocaría afrontar unos 55 minutos de partido en inferioridad numérica, por la expulsión a Canteros con una entrada muy dura que no ofrece dudas, aunque el no ser una agresión premeditada quizá rebaje su sanción. Antes del descanso al de negro le daría tiempo a anular un gol legal a Perbet, al que solo le puedo encontrar la explicación de que como era casi fuera de juego de Bruno y casi falta de este, sumó los dos “casi” y sopló el silbato. Marcelino explotó y volvió a ser expulsado, al igual que el delegado de campo. Los colegiados abandonaron el terreno escoltados entre cánticos recriminatorios de una grada cansada de que partido tras partido se nos trate con distinto rasero, que
Con todo esto, la segunda parte se antojaba complicada. Inferioridad numérica, un árbitro dispuesto a pitar todo en contra pero nada a favor y nervios patentes en los nuestros. Más complicado se puso cuando en el minuto 63, Bodipo haría el empate y de nuevo Juan Carlos tuvo que aparecer en un par de ocasiones para que la situación no fuera peor. Pero entonces fue cuando de nuevo, no surgió (porque animó desde el minuto 1) pero continuó y lo hizo con más fuerzas, los cantos de una afición que volvió a llevar en volandas a los suyos, que ya no es que se vistiera de las grandes noches europeas, sino que superó esa magia con creces y que hizo como decía un compañero y mentor en las ondas, que cuando se habla de una olla a presión capaz de hacer milagros, ya no hará falta citar a San Mamés o El Calderón, sino que podremos hablar con orgullo de El Madrigal.
La semana pasada dije que me dio la sensación de que el aire, la actitud, la dinámica o la suerte nos ha cambiado a todos, dejamos en Alcorcón la mochila de ansiedad y penas acumuladas y nos pusimos todos a una como un gigante remero conscientes de lo que nos estamos jugando y que de fuera nadie va a venir a ayudarnos. El Villarreal se sobrepuso al límite de la adversidad y demostró que puede con todos y todo, que superado lo de ayer es imparable. En inferioridad se puso con dos goles de ventaja por encima del rival, con un Madrigal que explotaría de éxtasis y con muchas lágrimas de alegría, aunque el destino nos tenía reservado un poco más de sufrimiento con el 3-2 del Xerez ya en el descuento, que solo valdría para hacer más grande si cabe la apoteosis tras el pitido final.
Nos esperan dos partidos que vuelven a ser dos finales, dos momentos que se vuelven a antojar históricos. Próxima parada: Barcelona, en un éxodo amarillo que puede ser el mayor o uno de los mayores de su historia aunque pase lo que pase, tocará jugársela en casa contra el Almería en un encuentro no apto para cardíacos.
Ya en Sala de prensa Juan Carlos Ríos, técnico del Xerez analizó brevemente el encuentro con algunos datos como que el Villarreal perdió el control del balón tras la expulsión, pero luego a balón parado tuvo acierto cuando mejor estaba el Xerez. Sobre su situación en la tabla y su juego dijo que lo llevan haciendo muchos partidos y no es una cosa de ayer, sino que contra equipos de la zona alta ha mostrado buen nivel y merecido más.
Por su parte Marcelino García esperaba que el partido fuera sufrido hasta el final pero que no lo fuera por lo que fue, aunque no quiere comentar nada del árbitro. Está triste por lo que lleva viendo toda la temporada pero no quiere hacer ningún comentario al respecto. Lo define como un partido épico, por parte del público que animó sin parar, un equipo luchando contra todo y contra todos, que contra 11 fue muy superior, a partir de estar con 10 todo cambia, metemos un gol y se anula, jugamos con uno menos 55 minutos, aún así metemos dos goles. Si todo hubiera transcurrido con normalidad estaríamos ya en primera y se hace difícil pero aunque parece que no se quiera, con la actitud de esta plantilla lo lograremos.
Le insisten con el árbitro, pero cree que puede ir en perjuicio nuestro comentarlo, lo vive con mucha tristeza y remite a que se vean las imágenes de partido tras partido. Reitera la actitud de los suyos, de que el público ha sido el jugador que les faltaba en el campo y hay una comunión absoluta que espera les lleve al ascenso. El objetivo sigue igual, que no nos han borrado y que seguiremos por este camino, es difícil que puedan con nosotros con la hombría de este equipo. Pese a las bajas, espera el siguiente partido empezar con 11 y acabar con 11.
3 Villarreal CF: Juan Carlos; Mario, Musacchio, Mellberg, Jaume Costa; Aquino (Manu Trigueros, 41’), Bruno, Tito Canteros, Cani (Jonathan Pereira, 67’); Uche y Perbet (Gerard Moreno, 77’).
2 Xerez CD: Toni; Raúl Cámara, Iago Bouzón, Galán, Redondo; Maldonado (Álvaro Rey, 55’), Lucas Porcar, Bruno Herrero, Marquitos, José Vega (Rueda, 64’); y Bodipo.
Goles: 1-0, min. 7: Bruno. 1-1, min. 63: Bodipo. 2-1, min. 81: Mellberg. 3-1, min. 88: Uche. 3-2, min. 89: Bodipo.
Árbitro: José María Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó a Cani (50’) por parte del Villarreal y a Maldonado (33’), Marquitos (45’), Bodipo (45’), Rueda (80’) en el caso del Xerez. Expulsó a Tito Canteros por roja directa en el minuto 36.
Muy buen artículo Calde!!! Vamos Submarino!!!!!!!!!!!!!