Un espeso Villarreal empata un encuentro contra el antifútbol murciano
#InvasiónAmarilla de más de 3000 aficionados en un desplazamiento histórico
El Villarreal acariciaba el ascenso directo, más aún tras la derrota ayer del Almería. Hoy en la Nueva Condomina pudo ser suya pero tocará esperar alguna semana más. Hoy los seguidores amarillos presenciaron (casi 3000 lo hicimos desde el campo y otros tantos desde televisión y radio) seguramente exceptuando su estreno ante el Castilla, el partido más flojo fuera de casa de la era Marcelino. El conjunto amarillo no se encontró cómodo en ningún momento sobre el césped y al Múrcia le salió el partido que deseaba, gracias en gran parte a constantes interrupciones fruto de estrategias pocas veces vistas (al menos por servidor) en un terreno de juego.
Como digo, el Villarreal no encontró su lugar. La creación en medio campo era inexistente con Canteros más flojo que en anteriores encuentros y Bruno más atrás, haciendo muy largo el espacio hasta los delanteros, que además hoy no mostraron sus sabidas y grandes cualidades como aguantar la pelota, revolverse en el área o ver portería. El de Artana aunque a arreones fue de los mejores de un Submarino en el que destacaría por encima de todos a Mussachio que salvó a los suyos en jugadas vitales (aparte del par de manos a manos ya habituales de Juan Carlos), a Cani muy voluntarioso y regateador y a un Aquino que fue un puñal por la derecha hasta que el rival, dándose cuenta de ello, lo borró del partido con una entrada cuanto menos dura que a él lo tendrá apartado de los terrenos de juego aún no sabemos por cuanto y que a su infractor no le costará nada. Si el Villarreal no estaba fino, tras la lesión del mexicano que era casi nuestra única baza en ataque, la cosa no mejoró. Al límite del descanso y tras una primera parte floja, sosa y sin ocasiones prácticamente para ninguno de los dos equipos, llegó el gol de los locales, que dejaría aún más tocado a los visitantes y más llegando el tanto en un momento siempre calificado de “psicológico”. Mucho tenía que cambiar la cosa para que el Villarreal lograra la remontada, pero tiempo había.
Tras el descanso, el juego del Villarreal no solo no mejoraría sino que comenzaría un recital de antifútbol murciano que yo no había visto jamás hasta el momento. Ni el Sevilla más marrullero de la historia, al que nosotros conocimos por ejemplo en una vibrante eliminatoria de Copa ha llegado al límite que hoy lo han hecho los de la Nueva Condomina. No solo el césped permanecería largo y seco a propósito, sino que los jugadores caerían desfallecidos con cada roce e incluso presenciando resurrecciones típicas de una Semana Santa que hace pocos días dejamos atrás. Pedir asistencias por una supuesta grave lesión y que nada más sacarte del campo, el jugador brinque y corra fruto de una vitalidad inusitada. Jugadores que caían hasta de dos en dos y una larga retahíla de repertorio. El árbitro picó una y otra vez en su estrategia hasta que en un momento dado (aunque tarde) empezó a ignorarla y de repente los murcianos se levantaban más rápido. También ignoró el usar las tarjetas, ya no solo en la entrada que costó la lesión a Aquino sino en repetidas entradas de notable dureza. Todo este recital fue más notable tras quedarse el Múrcia con 10 temprano en la segunda parte por la expulsión de Matilla por una agresión sobre Mussachio. En ningún momento se notó esa superioridad numérica por como digo y reitero las dos claves del partido: un Villarreal muy espeso, de lo más flojo en tiempo fuera de casa y por un rival que por todos los medios interrumpía el juego y hacía que fuera imposible darle continuidad.
Pese a todo, llegando al minuto 96 (marcar en el descuento en el citado campo es ya casi tradición), Trigueros, que entraría como rato antes como hombre de refresco, puso de un cabezazo imparable, cargado de casta, furia y garra un empate ante uno de los equipos que lo vio crecer como futbolista . La victoria sabe mucho mejor, era lo esperado pero visto el encuentro lograr un empate y más del modo y en el momento que se consiguió, no sabe del todo mal y con mucha intensidad lo celebró esa caravana de “groguets” desplazada a tierras murcianas en el desplazamiento más numeroso en años y uno de los mayores de la historia reciente del Villarreal.
Ahora con el reojo puesto en como evolucionan los lesionados, factor que empieza a ser preocupante, toca pensar en el siguiente partido en casa ante el Racing, el cual hay que ganar cueste lo que cueste. Como ha quedado demostrado hoy, la segunda división es casi una guerra, se luche por el ascenso o por no descender y el Villarreal debe seguir bajando a luchar al barro como había hecho en encuentros anteriores.
1 Real Murcia CF: Javi Jiménez; Tagliafico, Óscar Sánchez, Mauro, Albiol; Acciari, Toribio, Emilio Sánchez (Nafti, 65’), Matilla, Saúl (Sutil, 76’); y Kike García (Cristian García, 89').
1 Villarreal CF: Juan Carlos; Mario, Musacchio, Dorado, Jaume Costa; Aquino (Juanma, 23’), Bruno, Tito Canteros (Trigueros, 62’), Cani; Perbet y Gerard Moreno (Uche, 54’).
Goles: 1-0, min. 43: Kike García. 1-1, min. 94: Trigueros.