La ley del mínimo esfuerzo nos mantiene pegados al descenso
Indignación y vergüenza en la afición tras la derrota en la Romareda
No es muy habitual esta temporada que los resultados de rivales directos nos acompañen. Ayer si sucedió y hoy teníamos la oportunidad de ponernos a seis puntos del descenso y respirar más tranquilos. Como viene siendo habitual ejercimos nuestro rol de equipo aspirina o resucita muertos y dejamos escapar tres puntos que teníamos diez minutos antes del final, para que se los lleve el falorillo rojo de la competición y así darle vida.
El Villarreal llegaba a la Romareda con las bajas (aparte de Rossi y Catalá) de Ruben, Hernán y Mussachio pero no es excusa a lo sucedido y se pudo plantear un once de garantías que incluía a dos puntas y la sorpresa de estar Camuñas y no Cani, que suele ser habitual y además hoy estaba en su tierra donde lo quiere y admiran.
La primera parte fue bastante buena. El Zaragoza salió enchufado pero poco a poco le invadieron los nervios y nosotros aparte de que salimos con una buena actitud, dominamos el juego y creamos ocasiones. Martinuccio se estrenaría como goleador amarillo e incluso perdonaría algunas ocasiones más. Nilmar también tuvo las suyas, incluido un claro mano a mano que falló de forma incomprensible.
Al descanso bien podríamos habernos ido con un 0-3 por ocasiones y porque el colegiado estando de frente a metro y poco de la jugada, se tragó un clarísimo penalti a nuestro favor por manos dentro del área. Normalmente el que perdona acaba pagándola y fue lo que nos sucedió, tras una segunda parte muy lamentable.
Recuerdo una expresión que le gustaba usar mucho a una profesora mia para referirse a algunos alumnos que según ella siempre actúaban bajo la "ley del mínimo esfuerzo" y es lo que le pasa a muchos de nuestros jugadores. Pudimos ver ante el Mirandés como salimos a especular con el empate menospreciando al rival y lo pagamos. Hoy nos volvió a pasar.
Nos pensamos que haciendo lo justo y por ir ganando por un gol, aguantaríamos ante un Zaragoza, que no había hecho gran cosa salvo alguna ocasión muy aislada y es colista por algo. Bajamos los brazos y nos volvimos a equivocar, olvidándonos de el rival que tenemos delante tiene su orgullo y aunque esté limitado quiere ganar y si se lo ponemos en bandeja se crece y lo ve posible.
Da la sensación de que parte de la plantilla no tiene ambición. En días como hoy o en anteriores partidos, que podemos salir del pozo, respirar e incluso mirar un poco hacia arriba, nos da igual hacerlo, confiando en que somos tan buenos que sprintando a última hora si vemos venir al coco nos salvaremos sin problemas. Así hay muchos equipos que han bajado.
Suma sensación de rabia y cabreo aparte de ver la actitud de muchos jugadores, el ver como la cosa pintaba fatal y el entrenador no reaccionaba, con cambios que no llegaban y cuando lo hacían eran a priori incomprensibles.
Falta saber si Martinuccio tenía alguna dolencia, pero siendo el mejor de los nuestros sería sustituido por Cani, cuando Nilmar estaba desaparecido y no entrenó en casi toda la semana. Extrañó además que no entrara Joselu y que justamente lo hiciera cuando lo que necesitábamos era fortaleza en el medio del campo, que estaba completamente roto.
Poco después si entraría esa solicitada fortaleza, con un Marchena que pisaría el césped a falta de diez minutos para el final y que su presencia solo serviría para casi lesionar a dos jugadores del Zaragoza en dos entradas totalmente fuera de lugar.
El empate se veía cerca y lo lograría en el min.84 Luis García de potente e imparable chute. Entonces fue cuando los nuestros pisaron el acelerador y fueron a buscar la victoria, lo que solo confirma que si antes no lo hicieron es porque no quisieron y que como digo piensan que con lo mínimo pueden ganar. Tuvimos alguna clara, sobretodo una de Valero que mano a mano con el portero incomprensiblemente falla.
El echarnos hacia arriba in extremis sirvió para que en una jugada de contra y ya en el descuento confirmaran la remontada con el 2-1, gol de Abraham que pudo ayudarse de la mano en el control.
Segunda parte para olvidar con una bajada de brazos vergonzosa por parte de los nuestros y que da mucha rabia no siendo la primera vez y siendo la mayor causa de que estemos a día de hoy donde estamos.
Conociendo a nuestro querido presidente Fernando Roig, seguro que está igual que indignado que nosotros o más y ya no se si les dará un toque serio por enésima vez, pero seguro que toma buena nota de lo que está sucediendo y confío que a final de temporada y con la firme política que ha mantenido siempre, se deshaga de los que no merecen vestir esta camiseta y que les da igual que descendamos, que solo aparecen en los partidos de lucimiento.
Como aficionado siento vergüenza a la vez que preocupación por ser carne de descenso y parece que es la sensación general leyendo a la gente por redes sociales y foros. Ahora nos espera una larga semana hasta jugar contra el Getafe que como no, es otra gran final.
2 Real Zaragoza: Roberto; Álvarez, Lanzaro (Da Silva, min. 40), Paredes, Obradovic (Jorge Ortí, min. 58); Abraham, Apoño, R. Micael, Lafita (Edu Oriol, min. 46), Luís García; y Aranda.
1 Villarreal: Diego López; Ángel, Gonzalo, Zapata, Jaume Costa; Bruno, Senna, Borja Valero, Camuñas (Marchena, min. 83); Martinuccio (Cani, min. 59) y Nilmar (Joselu, min. 74).
Goles: 0-1. Min. 15: Martinuccio. 1-1. Min. 84: Luis García. 2-1. Min. 93: Abraham.
Árbitro: González González (Colegio Castellano-Leonés). Amarilla a los locales Lafita (min. 43), Paredes (min. 88) y Apoño (min. 93); así como a los visitantes Nilmar (min. 28) y Marchena (min. 91).