El Tribunal Supremo declara a un supermercado responsable civil en un caso de violencia de género
El alto tribunal ratifica la sentencia de la Audiencia de Valencia
Los magistrados lamentan la falta de control de la empresa alimentaria
El Tribunal Supremo ha declarado responsable civil subsidiaria a Mercadona por no controlar a un coordinador de un supermercado del centro de Valencia, sito en la calle Luis Viveros, que acosó sexualmente de dos empleadas, que ocultaron durante meses la presión a la que estaban siendo sometidas por temor a perder su puesto de trabajo y acabaron despedidas tras no ceder al chantaje de su jefe.
La Sala de lo Penal del alto tribunal confirma la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia que condenó a dos años y ocho meses de cárcel a José Chaparro por dos dos delitos de acoso sexual y otro de agresión sexual. En cuanto a la responsabilidad civil, ordenó que el acusado y subsidiariamente la cadena de supermercados indemnicen a cada una de las dos víctimas con 75.000 euros por los daños psíquicos y los perjuicios morales sufridos.
El alto tribunal ratifica la consideración de responsable civil subsidiaria a esta compañía porque el delito se cometió en el ámbito empresarial y no se trató de una acción puntual, sino que se prolongó en el tiempo y cualquier control "brilló por su ausencia".
El acusado ya no trabaja en la empresa y tenía, según los magistrados reflejan en el auto un "poder indudable en el interior de la tienda, en cuanto era su máximo responsable y todo lo que allí ocurría pasaba por su decisión personal, sin que se hayan detectado unos verdaderos controles que sirvan de contrapeso a ese casi omnímodo poder".
El Supremo considera probado que quien fue responsable del establecimiento proponía a las trabajadoras mantener relaciones sexuales con él y les conminaba a ofrecer a los clientes favores de esta naturaleza para aumentar las ventas. Las denunciantes se negaron y pidieron el cambio del puesto de trabajo o la baja médica aduciendo bien que no se llevaban bien con sus compañeros o bien que tenían problemas familiares.
Las empleadas acabaron dándose de baja porque no cesaba el estado de ansiedad y de angustia que sufrían en su lugar de trabajo y, a su vuelta, fueron despedidas. En ese momento, lograron ponerse en contacto entre ellas y descubrieron que habían sido objeto del mismo tipo de acoso por Chaparro.