Canal Nou 2 emite “Operació Kobra”, un documental sobre el asesinato del general Luburic en Carcaixent
Vjekoslav Luburic, uno de los grandes genocidas de la Segunda Guerra Mundial, vivió durante casi 25 años en tierras valencianas protegido por el régimen franquista
El 20 de abril de 1969 Carcaixent fue escenario de uno de los sucesos más enigmáticos del tardofranquismo y de la Guerra Fría. Un modesto empresario, propietario de una imprenta, fue asesinado. El nombre que constaba en su documentación oficial era Vicente Pérez García. Un crimen intrascendente en apariencia se convirtió en pocos días en un escándalo internacional. La prensa desveló que la identidad de la víctima era una tapadera facilitada por el gobierno franquista. Y que tras ese nombre se ocultaba el general Vjekoslav “Maks” Luburic, uno de los mayores genocidas del siglo XX.
Luburic era un destacado dirigente del partido ustacha que gobernó en la Croacia independiente a partir de 1941 y hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. El nuevo gobierno, presidido por Ante Pavelic, era una versión ultracatólica del régimen de Hitler. Como sus aliados nazis, también los ustachi construyeron campos de exterminio. Y uno de los responsables de estos campos, donde murieron centenares de miles de personas, era Vjekoslav “Maks” Luburic, también conocido como “Maks el Carnicero”. Como tantos otros criminales de guerra, Luburic escapó de la justicia a través de la Ratline o Ruta de las Ratas. Con este nombre se conoce a una red de personas e instituciones que protegió a los fugitivos en su huida hacia países amigos. Uno de los destinos preferidos era la España franquista. Y Luburic, como muchos otros nazis y ustachi, disfrutó de una vida apacible bajo la protección de los estamentos militares, políticos y eclesiásticos del último reducto fascista europeo.
El principal sospechoso del asesinato era Ilija Stanic, un joven croata que estaba al servicio del general y que ese mismo día desapareció sin dejar rastro. A pesar de los esfuerzos de la policía española y de la Interpol, nunca fue detenido. La prensa nacional lo presentó como un espía comunista enviado por los servicios secretos yugoslavos para informar de las actividades del general y, finalmente, asesinarlo. El régimen prosoviético de Tito hacía así un alarde de fuerza infiltrando a un agente en el corazón de la España de Franco y eliminando a uno de los jefes de la resistencia nacionalista croata en el exilio.
Casi cuarenta años después, una investigación dirigida por el periodista valenciano Francesc Bayarri ha permitido localizar a Ilija Stanic en Sarajevo. Y, por primera vez, el presunto asesino ha contado su versión de los hechos. El propio Bayarri es autor de un relato periodístico de investigación, “Cita a Sarajevo”, que reescribe la historia de este crimen con los nuevos datos aportados por Stanic. Y el documental “Operació Kobra”, dirigido por el también periodista Carles Palau, es la versión audiovisual de esta investigación. Malvarrosa Media es la responsable de la producción, en asociación con la empresa andaluza Imago Producciones. El Grup Radiotelevisió Valenciana, Canal Sur Televisión y Televisió de les Illes Balears han participado en la coproducción.
“Cita a Sarajevo” ha recibido el Premi dels Escriptors Valencians. Y “Operació Kobra” cuenta en su haber con el Premio Tirant Avant al Mejor Documental valenciano de 2009 y una Mención Especial en la Mostra de València del mismo año.
El documental incluye testimonios de los periodistas Uki Goñi y José María Irujo, que aportan sus amplios conocimientos sobre la Ratline en Europa y en España. El también periodista Diego Carcedo, que cubrió la noticia en los primeros momentos de su carrera profesional, recuerda las dificultades con las que se encontró cuando trataba de informar de estos hechos. Y diversos testigos que conocieron a la víctima y al presunto asesino han contribuido a dibujar con nitidez el perfil de los protagonistas y de los escenarios del crimen.
“Operació Kobra” es la historia de un asesinato y de sus protagonistas: una víctima que resultó ser un asesino de masas y un asesino que se nos presenta ahora como víctima de un complot político. Pero también es la historia de la implicación directa de la Iglesia católica y del último régimen fascista de Occidente en la huida y ocultación de muchos responsables del genocidio perpetrado por el gobierno nazi y sus gobiernos amigos. Y de la complicidad de los países vencedores en la Segunda Guerra Mundial, cuyo celo por juzgar a los fugitivos acabó cuando empezaron a valorarlos como posibles expertos que podían ser utilizados contra el nuevo enemigo soviético.