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El Supremo rebaja la condena al pederasta de Burriana por alteración mental

Archivo. Manifestación en Burriana contra los abusos sexuales
Archivo. Manifestación en Burriana contra los abusos sexuales
  • El hombre abusó de seis menores de los que se ganó la confianza y grabó algunos de estos abusos, por lo que ha sido condenado a 24 años de prisión

El Tribunal Supremo ha rebajado la pena de prisión para el pederasta de Burriana acusado de abusar sexualmente de seis menores de la localidad y de elaborar pornografía infantil entre los años 2007 y 2013. La Justicia le rebaja la pena de 33 años y 9 meses a 24 años al considerar la atenuante de colaboración y de alteración mental aunque, en la realidad, el tiempo máximo de cumplimiento efectivo es de doce años de prisión.

En el escrito al que ha tenido acceso elperiodic.com, se dejan sin efecto las penas de prisión que venían impuestas al condenado en las sentencias de instancia y apelación, y, en su lugar, “como consecuencia de la apreciación de las atenuantes simples de colaboración con la justicia y alteración mental”, se le condena a 24 años por varios delitos continuados de abuso sexual a menor de trece años; tres delitos de elaboración de pornografía infantil así como por posesión de materia pornográfico. Contra esta resolución no cabe apelación.

En el fallo judicial se explica que el acusado padece trastorno de adaptación, con sintomatología mixta ansioso depresiva, en respuesta a factores de estrés identificables y tipo exclusivo con atracción por el sexo masculino, teniendo parcialmente alterada su capacidad volitiva.

Tal y como les contó elperiodic.com, el hombre, mayor de edad y sin antecedentes penales, estaba acusado de cuatro delitos continuados de abuso sexual a menor de 13 años, así como un delito continuado de exhibicionismo, un delito continuado de abuso sexual y un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal vía anal. También se le acusaba de tres delitos continuados de pornografía infantil y otro de posesión de material pornográfico. En un primer momento la Audiencia Provincial de Castellón le impuso 27 años de prisión pero el Tribunal Superior de Justicia lo aumentó después a 33 años al considerar que cometió más delitos de pornografía infantil.

Tal y como relataba el fiscal en su primer escrito, el acusado trabajaba en la empresa de los padres de algunos de los menores abusados y aprovechaba "la confianza que por tal motivo les inspiraba" para realizar tocamientos y masajes: "Les mostraba el pene, haciendo en ocasiones que se lo tocaran, al tiempo que profería expresiones como "se pone dura", les pedía que se bajaran los pantalones y braguitas, les hacía comentarios sobre su vagina y otros de semejante tenor sexual, llegando a tomar unas fotografías de ellas desnudas", relata el fiscal. Esto sucedió durante desde 2007 hasta 2013. Llegó a colocar en los aseos un teléfono móvil para grabar cómo abusaba de los menores.

 

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